BERLÍN.- En una estrategia
"constructiva-destructiva", la extrema derecha alemana se esfuerza en
paralizar el sistema de los partidos tradicionales y en recomponer el
paisaje político, opinan analistas, políticos y medios de prensa al
evocar la táctica desplegada en la región de Turingia.
La semana
pasada el liberal Thomas Kemmerichun fue nombrado presidente de ese
lander (región) gracias a una alianza entre legisladores de la derecha
moderada y de la extrema derecha -un tabú en la historia reciente
alemana- provocando un escándalo que terminó en la renuncia del
candidato y dejó a Turingia sin liderazgo.
Y ahora la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)
desea votar por el único candidato alternativo posible, el izquierdista
y presidente saliente Bodo Ramelow, para obligarlo a renunciar y
provocar una parálisis de las instituciones regionales.
Esta
estrategia había sido bautizada por uno de los ideólogos de la extrema
derecha alemana, Götz Kubischek, como "constructiva-destructiva" y
"consiste en instalar a alguien en el trono en Erfurt (la capital de
Turingia) para que luego sea destronado por Berlín" y paralizar así el
juego democrático.
"Es muy
claro que quieren destruir la democracia, que quieren minarla", había
lanzado el martes en términos inusualmente duros la canciller Angela
Merkel ante sus diputados reunidos a puerta cerrada, según declaraciones
de los medios de comunicación alemanes.
La situación es tal que
Merkel tuvo que romper con su prudencia habitual la semana pasada y
lanzó una severa advertencia: "ninguna posibilidad de alianza con AfD y
sus estratagemas".
En el plano nacional, los daños políticos son ya enormes.
Sin
superar el 15% a nivel federal en las encuestas, AfD se convirtió en el
este alemán en la "fuerza motriz" del paisaje político y sumerge a las
demás formaciones, mucho más antiguas que ella, en la "inseguridad",
escribió el semanario "Der Spiegel".
"Dos jefes de partido fracasaron en poco tiempo, principalmente debido a la AfD", añadió la revista.
Angela
Merkel, que se jubilará a más tardar a finales de 2021, dejó su cargo
de presidenta del partido de derecha CDU a finales de 2018, tras una
serie de malos resultados electorales en el sector oriental, la antigua
RDA.
En cuanto a su sucesora designada, Annegret Kramp
Karrenbauer, abandonó la lucha el lunes después de que una parte de sus
tropas en Turingia pisoteara su consigna de jamás aliarse con la extrema
derecha.
Ahora todos los escenarios son posibles, incluido el de las elecciones anticipadas.
La
derecha conservadora, siempre a la cabeza en las encuestas nacionales
pero seguida de cerca por los Verdes, es la principal víctima de la
estrategia "constructiva-destructiva" de Alternativa para Alemania.
Según
el politólogo Gero Neugebauer, la AfD sembró el caos "violando las
reglas y las normas que determinan la cultura política democrática".
Pero
si bien la estrategia es eficaz a corto plazo, no permite en este
momento a esta formación obtener puntuaciones que puedan incitar a los
"otros partidos a abandonar su posición actual" y a considerar alianzas,
explica este investigador en la universidad Libre de Berlín.
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