BRUSELAS.- 'Big brother' a la china o
simple medio de pago. El reconocimiento facial divide y Bruselas
lanzará el miércoles un gran debate sobre la inteligencia artificial,
decidida a prevenir cualquier exceso.
Para regular un sector en
pleno crecimiento y ampliamente dominado por Estados Unidos y China, la
Comisión Europea va a presentar un "libro blanco" con directrices de
acción.
Tras consultar a todas las partes implicadas -empresas,
sindicatos, sociedad civil y a los gobiernos de los 27 Estados
miembros-, espera presentar propuestas legislativas a final de año.
Entre
los asuntos sensibles está el reconocimiento facial en masa. "Lo que he
visto en Kong Kong realmente me ha espantado", admitía hace unos días
ante la prensa la vicepresidenta de la Comisión Europea de la
Competencia, Margrethe Vestager.
Durante las manifestaciones
contra Pekín "la gente recibió un mensaje en su teléfono: 'sabemos que
estás ahí, deberías volver a casa'. No es realmente un apoyo a la
libertad de reunirse o expresarse", lamentó.
Pero por otro lado,
el reconocimiento facial ya se utiliza ampliamente en muchos campos:
para desbloquear los teléfonos inteligentes o pasar rápidamente los
controles de los aeropuertos.
De hecho, Vestager no tiene en mente
pedir su prohibición, lo que necesitaría el apoyo de los Estados
miembros, sino que preconiza una amplia reflexión.
La exministra
danesa de Finanzas insistió en el hecho de que habría que vigilar que
cualquier reglamentación futura no beneficie solo a las grandes empresas
en detrimento de las pequeñas y medianas (PME).
"Deberíamos
encontrar los medios para que las pequeñas empresas que quieren trabajar
en este sector puedan realmente hacerlo", dice.
Las
grandes empresas tecnológicas estadounidenses o chinas como Facebook o
Tencent son sobre todo conocidas por el gran público que las utilizan
diariamente.
La ambición para la Unión Europea no es tener un
Facebook europeo -una batalla perdida- sino más bien ser líder en la
inteligencia artificial para las empresas.
"Si quieres tener cierto control sobre las cosas consideradas arriesgadas, entonces deberías hacerlo tú mismo", subraya.
"Es
aquí que nosotros tenemos nuestras bazas (...) porque no estamos en
absoluto atrasados en este momento", estima la comisaria. Con sus
grandes empresas presentes en todos los sectores, Europa posee una
ingente base de datos.
Y como lo repite hasta la saciedad su
homólogo francés Thierry Breton, comisario europeo de Industria, los
datos son "el carburante de la inteligencia artificial". Ya que gracias a
ellos se entrenan los algoritmos, aprenden y determinan una acción.
Otra
baza de la UE es su apego a ciertos valores éticos como lo ha
demostrado con el Reglamento General sobre la Protección de Datos
(RGDP). Lanzado en mayo de 2018, prevé derechos reforzados para los
internautas e impone a las empresas, en internet o fuera, solicitar el
"consentimiento explícito y positivo" para utilizar datos personales
recabados o tratados en la UE.
Entre las pistas que la Comisión
cuenta presentar el miércoles está un sistema de etiquetado voluntario
para las empresas que respeten las reglas y los valores de la UE en
materia de inteligencia artificial.
Con el "Pacto Verde" presente,
también propondrá una iniciativa para hacer que los centros de datos
sean más eficaces sobre el plan energético y a convertirlos en emisores
cero de carbono para 2030.
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