PARÍS.- La batalla por la
polémica reforma del sistema de pensiones impulsada por el presidente
francés, Emmanuel Macron, llegó este lunes a la cámara de diputados para
su revisión, tras semanas de protestas y una histórica huelga que
provocó una de las peores crisis de su gobierno.
Esta reforma,
una promesa de campaña de Macron, pretende fusionar en uno solo los 42
regímenes de pensiones actuales e instaurar un nuevo sistema de cálculo,
por puntos.
Los empleados de los ferrocarriles franceses y de los
transportes metropolitanos de París protagonizaron una de las peores
huelgas en décadas en Francia -unos 50 días- y cientos de miles de
personas participaron en varias jornadas de protesta en todo el país en
diciembre y enero.
El gobierno asegura que la reforma, que pondrá
fin a los privilegios de los que gozan algunas profesiones, es "justa".
Sin embargo, sus opositores ven con malos ojos perder las ventajas que
tienen, incluyendo una jubilación anticipada por trabajos de naturaleza
penosa.
Muchos temen también que la reforma obligará a los franceses a trabajar más tiempo para poder cobrar una pensión completa.
Cinco
sindicatos convocaron para este lunes una "jornada muerta" en los
transportes en París, pero la circulación de los metros y de los trenes
interurbanos fue casi normal. Y una marcha "simbólica" hacia la cámara
de diputados en París reunió apenas a algunos cientos de personas.
El
inicio de la batalla legislativa se produce cuando el partido
gobernante fue fuertemente golpeado por un escándalo sexual que obligó
al candidato de Macron a la alcaldía de París, Benjamin Griveaux, a
retirarse de la contienda.
Griveaux, exportavoz del gobierno y
aliado de Macron de la primera hora, tuvo que tirar la toalla a un mes
de las elecciones municipales después de que se filtrara en las redes
sociales un video suyo de carácter sexual.
La ministra de Salud
francesa, Agnès Buzyn, una de las responsables a cargo de defender la
reforma de las pensiones, lo remplazará para los comicios municipales
que se realizarán a dos vueltas el 15 y 22 de marzo.
"Tenemos
que corregir los defectos de nuestro sistema", dijo el nuevo ministro
de Sanidad, Olivier Veran, a los legisladores al inicio de los debatres,
antes de ser interrumpido por gritos de miembros de la oposición.
Está
previsto que los diputados debatan el proyecto de reforma de las
pensiones durante 15 días, antes de ser sometido a voto a inicios de
marzo, un calendario que será difícil de mantener frente a una
movilización excepcional de la oposición que presentó más de 40.000
enmiendas contra el proyecto, un récord.
"Creo que el calendario
en el que estamos encerrados no es sostenible", dijo el presidente de la
patronal francesa Medef, Geoffroy Roux de Bézieux, frente a la
avalancha de enmiendas.
Pero el gobierno, que optó por el
procedimiento acelerado -que reduce los plazos de examen de un proyecto
de ley- quiere ir deprisa para una aprobación de la reforma antes del
verano.
Frente a la obstrucción de la oposición y si el debate
legislativo resulta "imposible", la mayoría oficialista -que tiene una
cómoda mayoría en la Asamblea Nacional- no descarta recurrir al artículo
49-3 de la Constitución, un arma que permite adoptar un texto sin voto.
Tras
algunas discrepancias dentro su propio campo, el mandatario francés
exhortó a los diputados de la mayoría a mantenerse "unidos" en esta
batalla.
El sistema de jubilaciones es un tema delicado en
Francia, un país en el que la población está muy apegada a un sistema de
reparto conocido, hasta ahora, por ser uno de los más protectores del
mundo.
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