PARÍS.- Cientos de miles de
personas, entre ellos profesores, médicos, abogados y empleados
ferroviarios, exigieron de nuevo este jueves en las calles de toda
Francia que Emmanuel Macron retire su polémica reforma de las pensiones,
en un pulso de más de un mes que ha provocado una de las peores crisis
sociales de su presidencia.
Alrededor de 450.000 personas, según
el ministerio del Interior, 1,7 millones, según los sindicatos,
manifestaron este jueves en toda Francia, menos que en la anterior
jornada de protestas el 17 de diciembre, cuando se volcaron a las calles
615.000 personas, según cifras ministeriales.
En París, más de 50.000 personas desfilaron en medio de un
fuerte dispositivo policial para protestar contra la reforma de Macron,
que tachan de "grave regresión social".
Al final del desfile se
registraron algunas escaramuzas entre participantes y policías
antidisturbios, que lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a
manifestantes violentos y detuvieron a 24 personas.
"Estamos aquí
para defender nuestro modelo social", dijo Cédric Recourchines,
un chofer de bus de 39 años. "Nos quieren imponer un sistema que va a
hacer que bajen nuestras pensiones, ¡es algo inaceptable!", añadió.
"¡Debemos
doblegar al gobierno, hacer que nos escuche!", señaló Marie, una
profesora universitaria. "Cada vez hay más sectores movilizados y
estamos determinados a seguir hasta que Macron ceda", añadió esta
treinteañera que prefirió no dar su apellido.
Con la promesa de
crear un sistema "más justo" en el que cada euro cotizado genere los
mismos derechos para todos, el mandatario francés quiere unificar el
sistema de jubilación del país, en el que actualmente conviven 42
regímenes diferentes.
Pretende además subir la
edad de jubilación que da derecho a cobrar el 100% de la prestación de
los 62 a los 64 años, una "línea roja" para los sindicatos.
Las
pensiones son un tema delicado en Francia, pues la población está muy
apegada a un sistema de reparto conocido, hasta ahora, por ser uno de
los más protectores del mundo.
Más de un
tercio de los profesores no trabajaron este jueves en todo el país y
docenas de escuelas amanecieron cerradas. Siete de las ocho refinerías
de Francia estaban también en huelga, según el sindicato CGT, pero el
gobierno aseguró que no hay problemas de aprovisionamiento en los
depósitos de carburante.
Los abogados se unieron también al paro
para protestar contra la desaparición de su régimen autónomo de
pensiones. Varios cientos de personas bloquearon la entrada del tribunal
de Lille (norte) este jueves e impidieron que se celebren las
audiencias previstas este día.
La Torre Eiffel, uno de los
monumentos más visitados del mundo, mantuvo sus puertas cerradas al
público debido a que una parte de sus trabajadores estaban en huelga.
Sin embargo, el acceso a la plaza donde se encuentra el monumento
permaneció abierto de manera gratuita.
Los servicios ferroviarios estaban fuertemente afectados y se advirtió de posibles retrasos y anulaciones en los vuelos.
Los
habitantes de la capital y de sus suburbios, donde millones de personas
dependen de los trenes para ir diariamente al trabajo, se han visto
especialmente afectados.
Tras 36 días de huelga ininterrumpida, el paro en los transportes
ferroviarios bate récords. Se trata del más largo desde la creación de
la empresa de ferrocarriles francesa SNCF en 1938.
Catorce de las
16 líneas del metro de París funcionaban únicamente en las horas pico,
pero estaban abarrotadas, al igual que los autobuses.
Ante la falta de transportes, muchos parisinos optan por ir a sus lugares de trabajo o de estudio en bicicleta o a pie.
Emmanuel Macron, que ha
dejado a su primer ministro Edouard Philippe a cargo de las
negociaciones con los sindicatos, llamó a un "compromiso rápido" para
poner fin a una de las mayores protestas de su presidencia en su
discurso de Fin de Año.
El ejecutivo espera que las nuevas
negociaciones que mantendrá el viernes con una parte de los sindicatos
logre poner fin al estancamiento, pero hasta ahora ambas partes se
mantienen firmes en sus posiciones y los sindicatos convocaron nuevas
manifestaciones para el sábado.
Esta reforma es una de las promesas electorales más
ambiciosas de Emmanuel Macron, que no está dispuesto a dar su brazo a
torcer.
Varias
encuestas muestran que el apoyo de la opinión pública a los
manifestantes se ha erosionado en los últimos días, oscilando entre el
44% y el 60%.
Está previsto que el Parlamento examine el proyecto de ley a partir del 17 de febrero.
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