WASHINGTON.- Estados
Unidos y China están finalizando una serie de acuerdos corporativos de
larga data antes de una ceremonia de alta repercusión para firmar un
acuerdo comercial la próxima semana, en el que las economías más grandes
del mundo buscan proyectar como un gran avance y un marcado
acercamiento en la relación.
Junto
con una delegación china liderada por el principal negociador, el
viceprimer ministro Liu He, ejecutivos de compañías estadounidenses y
chinas también asistirán al evento de la Casa Blanca para firmar la fase
uno del acuerdo el 15 de enero, dijeron las personas, que pidieron no
ser nombradas por discutir planes privados.
El gobernador del Banco
Popular de China, Yi Gang y el ministro de Comercio, Zhong Shan, también
participarán, dijeron.
Mientras
finalizan los planes para la firma de la etapa inicial, el presidente
Donald Trump dijo a los periodistas el jueves que quiere comenzar las
negociaciones de la fase dos “de inmediato”, pero que quizá no se
concreten hasta después de las elecciones presidenciales de EE.UU. en
noviembre.
Si
bien han surgido pocos detalles sobre lo que aparece exactamente en el
documento de la fase uno, los ejecutivos corporativos concurrirán a la
ceremonia para mostrar su apoyo, dijeron algunas de las personas
familiarizadas con la planificación.
Lo que está más claro es el
esfuerzo por mostrar que las conversaciones están dando frutos,
particularmente con proyectos de larga duración en China que finalmente
están ganando terreno.
El
jueves, China destacó un compromiso para abrir completamente su sector
de exploración de petróleo y gas. El día anterior, anunció que American
Express Co. había superado un obstáculo clave para acceder a su mercado
de pagos de 27 billones de dólares, el último en una serie de pasos que se han
tomado para abordar ciertas divergencias.
China
ha ido abriendo su sector financiero a un ritmo sin precedentes a
medida que la guerra comercial continuaba, atrayendo a los bancos
globales que buscan competir por un estimado de US$9.000 millones en
ganancias anuales.
Si bien la política a menudo se ha emitido para
abordar las quejas de EE.UU. de que la nación asiática ha sido
beneficiaria unilateral del comercio, ciertas motivaciones domesticas
también están detrás del impulso.
Si
bien AmEx se convirtió en la primera compañía extranjera en obtener
autorización para iniciar la preparación para el negocio en noviembre de
2018, después de formar una empresa conjunta con LianLian, una firma
china de servicios de tecnología financiera, la decisión del banco
central esta semana de aceptar su solicitud para abrir un negocio de
compensación de tarjetas bancarias representó el último paso hacia la
aprobación final.
Aun
así, EE.UU. y China tienen un historial de anunciar acuerdos que
acaparan los titulares y que no funcionan según lo prometido. Durante la
visita de Trump a Pekín en 2017, ambos países anunciaron negocios por 250.000 millones de dólares, muchos de los cuales resultaron ser más mediáticos
que sustanciales.
“Es
común hacer el anuncio, obtener el titular y luego dejar que las cosas
queden en nada”, dijo Andrew Polk, cofundador de la firma de
investigación Trivium China en Pekín.
“China no está abriendo su mercado
debido al acuerdo comercial, sino por su propio interés y está
utilizando el momento como una herramienta políticamente conveniente en
las negociaciones comerciales”.
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