TOKIO.- Una reciente nota de prensa de The Japan Times afirmaba que Japón ha conseguido el primer transplante exitoso de células madre reprogramadas para tratar un infarto. De hecho, la Universidad de Osaka lidera esta técnica.
Hace unos meses, los directores del departamento de cardiología de
esta escuela solicitaron (y confirmaron) el permiso para comenzar los primeros ensayos clínicos con pacientes humanos.
Con este paso, los investigadores han puesto la primera piedra para una
de las técnicas más prometedoras de la medicina moderna.
Aunque la noticia acaba de saltar a los medios japoneses, y no tardará
en hacerlo a nivel internacional, seguramente, el estudio viene de
largo. Los investigadores presentaban ya hace años su intención de emplear células madre reprogramadas para reparar el daño causado por los infartos. Tras muchos estudios, afirman los investigadores, decidieron lanzarse a las primeras pruebas clínicas, en vez de estudios clínicos, más lentos pero seguros.
Su objetivo, afirmaban, según la prensa japonesa, es
demostrar que su aplicación es segura y acelerar el proceso de
aprobación del tratamiento en los hospitales del país por parte del
ministro de salud. Con este movimiento, Japón se pondría, sin
duda, a la cabeza de las técnicas de medicina regenerativa, que todavía
está dando sus primeros y prometedores pasos.
Es más: no es la primera vez que Japón consigue realizar este tipo de trasplantes. Hace unos años comenzaron los ensayos clínicos para restaurar el tejido de la retina con bastante éxito. A día de hoy el tratamiento es viable y se realiza, aunque todavía no está extendido, en Japón.
En otras palabras, ¿por qué es tan importante dominar esta técnica? Las
células iPS, del inglés, células madre pluripotentes inducidas, son
células capaces de diferenciarse en cualquier tipo celular con los estímulos necesarios. Todas las células de nuestro cuerpo, grosso modo,
tienen el mismo material genético. Según su localización se diferencian
en un tejido u otro, para realizar su función. Esto es irreversible.
Sin embargo, en el laboratorio se puede "reprogramar".
Esto quiere decir que se les puede devolver la capacidad de ser capaces de diferenciarse en casi cualquier otro tipo de célula.
Por ejemplo, se puede coger un trozo de piel y modificar sus células
con esta técnica para que vuelvan a ser pluripotentes. En el caso de
este equipo, estas células se reprograman para que se conviertan en células musculares cardíacas.
Estas células reprogramadas son las que se trasplantan al corazón. En los infartos y otras enfermedades cardíacas, el tejido del corazón se muere, perdiendo fuerza o ritmo,
provocando mayor incidencia de problemas cardiovasculares y resultando
potencialmente letal a la larga. Para solucionarlo se suelen incluir
marcapasos. Con el trasplante de estas células cardíacas se espera poder
recuperar todo el tejido, o en su gran mayoría.
En general, la terapia regenerativa es una de las grandes esperanzas de la medicina moderna,
ya que permite recuperar tejidos, algo que otros tratamientos, como los
farmacológicos o la cirugía, no son capaces de hacer. Además, utiliza
células propias, lo que permite un menor rechazo, mitigando las
reacciones adversas.
En general, la medicina regenerativa y
personalizada, basada en células madre, tiene un potencial enorme y de
ahí el interés de todos los equipos. Con este trasplante, Japón se pone a
la cabeza haciendo los primeros ensayos clínicos. Si estos van bien,
serán los primeros en disponer de un tratamiento contra algunas de las
epidemias no contagiosas más extendidas del mundo.
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