JOHANNESBURGO.- Los cortes de
electricidad sin precedentes que afectan a Sudáfrica amenazan a su ya
frágil economía, con minas paralizadas, comercios que echan la persiana a
mediodía y pagos con tarjeta imposibles.
La primera potencia
industrial del continente africano ha tenido que lidiar con los apagones
desde hace una semana, pero el lunes pasado la crisis se agravó
repentinamente.
Durante varias horas, la empresa pública de electricidad
Eskom redujo en 6.000 megavatios su capacidad de 44.000 MW, los peores
cortes que ha conocido el país.
Ese día, las tiendas del centro de Johannesburgo, la capital económica, fueron cerrando una a una a mediodía por el apagón.
"Tenemos
que cerrar inmediatamente porque podría haber robos" ya que cuando no
hay electricidad, algunos sistemas antirrobo no funcionan, explicó una vendedora.
Los cortes no pueden caer en peor momento para
los comercios, que en este periodo previo a Navidad realizan gran parte
de las ventas del año.
Además afectan sobre todo a los pequeños
emprendedores "que no pueden permitirse soluciones alternativas", como
generadores o paneles solares, dice el presidente del consejo de
emprendedores negros, Kganki Matabane.
Una tienda de barrio permanece abierta pero su dueño está furibundo porque los clientes no pueden pagar con tarjeta.
Eskom,
que suministra más del 90% de la electricidad de Sudáfrica, achaca los
cortes a problemas técnicos. Sus centrales de carbón, esenciales en la
producción, tienen una media de edad de 37 años.
Esta vez, el
grupo ha dado otra explicación que ha provocado algunos sarcasmos: las
fuertes precipitaciones han humedecido las reservas de carbón.
El
presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, que regresó rápidamente del
extranjero a causa de la crisis, atribuyó parte de los cortes de
electricidad a "actos de sabotaje", un argumento que tampoco convenció.
Los
apagones históricos están afectando a las grandes industrias empezando
por la minería, uno de los principales contribuidores al producto
interior bruto (PIB) sudafricano.
Los cortes "tienen un efecto devastador para el sector minero", advirtió el presidente de la Cámara de Minas, Roger Baxter.
"La mayoría de las compañías mineras habrán perdido una semana de producción, y eso afecta a su viabilidad", afirmó.
Sudáfrica tiene una tasa de paro endémica del 29%.
El
lunes, el grupo Petra Diamonds cerró sus minas de Cullinan, Finsch y
Koffiefontein y sus trabajadores fueron trasladados de urgencia a la
superficie para no quedar bloqueados bajo tierra.
Por su parte,
el gigante del platino AngloAmerican recurrió a sus generadores pero "no
es una solución viable ya que cuesta muy caro", explicó el
portavoz del grupo, Sibusiso Tshabalala.
Centenares de turistas
que esperaban aprovechar la vista despejada de Ciudad del Cabo desde la
Montaña de la Mesa, en el sur, quedaron bloqueados el lunes durante tres
horas en el funicular que conduce a la cumbre.
Para evitar la caída total de toda la red eléctrica, Eskom introduce desde 2008 apagones cada cuatro horas.
Como
muchos habitantes en el resto del continente, los sudafricanos han
aprendido a vivir con los apagones, lo que explica el éxito de una
aplicación para teléfonos que ofrece la lista de cortes, generalmente
programados, y ayuda a planificar cuándo se puede poner la lavadora o
preparar la comida.
Según los expertos, la crisis actual es la
consecuencia de años de mala gestión y de corrupción durante la
presidencia de Jacob Zuma (2009-2018).
Eskom está al borde del
precipicio. El grupo tiene una descomunal deuda de casi 29.000 millones
de dólares pese a que el Estado ha inyectado en tres años 126.000
millones de rands (unos 8.600 millones de dólares).
Cyril
Ramaphosa, en el poder desde 2018, ha prometido hacer limpieza en las
empresas públicas, pero sin resultado tangible hasta ahora.
Los
cortes de electricidad actuales son "un golpe fatal" para la economía de
Sudáfrica, que todavía no se ha recuperado de la crisis financiera
mundial de 2008, estima Indigo Ellis, analista de Verisk Maplecroft.
El crecimiento se contrajo 0,6% en el tercer trimestre de 2019, después de desplomarse 3,2% en el primero.
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