MADRID.- El último borrador facilitado por las partes implicadas en las
negociaciones de la COP25 destaca el peso de la ciencia en la lucha
contra la emergencia climática e insiste en la necesidad de mantener el
aumento de la temperatura media muy por debajo de los 2 grados respecto a
niveles preindustriales.
El texto, entregado esta mañana por los negociadores, reconoce los
esfuerzos y las preocupaciones de la sociedad civil, en particular de
los jóvenes y los pueblos indígenas, sobre la necesidad de adoptar
medidas climáticas urgentes y ambiciosas a nivel mundial por lo que hace
una llamada al papel del multilateralismo.
Reconoce asimismo que las medidas adoptadas para hacer frente al
cambio climático son más eficaces si se basan en la mejor ciencia
disponible y se reevalúan continuamente a la luz de los nuevos
descubrimientos.
En este sentido, valora el papel del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en la aportación de
información científica y pone de relieve, con gran preocupación, la
urgente necesidad de abordar la brecha entre los esfuerzos de mitigación
en lo que respecta a emisiones de gases de efecto invernadero para 2020
y las trayectorias de esas emisiones.
El texto resalta en otro punto que la necesidad de adaptación es
importante y que unos mayores niveles de mitigación pueden reducir la
necesidad de esfuerzos adicionales de adaptación y sus costes, y por
ello, destaca la urgencia de aumentar la ambición a fin de garantizar
que todas las partes realicen los mayores esfuerzos posibles de
mitigación y adaptación.
Asimismo, recuerda el compromiso contraído por los países
desarrollados de movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares
anuales para 2020 a fin de atender las necesidades de los países en
desarrollo, que se enfrentan a continuos problemas para acceder al apoyo
financiero, tecnológico y de fomento de la capacidad.
El borrador del documento subraya la contribución esencial de la
naturaleza a la lucha contra la emergencia climática y sus efectos, así
como la necesidad de abordar la pérdida de biodiversidad y el cambio
climático de manera integrada.
Además, recuerda los imperativos de una transición justa de la fuerza
de trabajo y la creación de empleos de calidad de conformidad con las
prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional.
El texto sugiere al presidente del Órgano Subsidiario de
Asesoramiento Científico y Tecnológico que convoque para el mes de junio
de 2020 un diálogo sobre los océanos y el cambio climático y un diálogo
sobre cuestiones relacionadas con la tierra que no hayan sido abordadas
en otros procesos de la Convención, el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo
de París.
Las negociaciones de la XXV Conferencia de las Partes de la
Convención Marco de Cambio Climático de la ONU se prolongarán toda la
noche para lograr llegar a un acuerdo “consensuado” y “realmente
ambicioso” que esté a la altura de lo que la sociedad de todo el mundo
pide, según ha anunciado la presidenta de la COP25 y ministra chilena de
Medio Ambiente, Carolina Schmidt, que ha destacado que “ahora” las
posturas se han ido acercando.
“Quiero hablarles desde el corazón. Ha sido largo, ha sido duro, ha
sido difícil encontrar un consenso que nos permita avanzar con la
ambición en las demandas que hoy en día la gente espera de nosotros”, ha
iniciado Schmidt en la reunión de pleno informal que se ha retrasado
hasta en cinco ocasiones a lo largo del día, después de que esta mañana a
las 9.00 se evidenciaran grandes diferencias en las posturas de las
partes.
Así, ha anunciado que las negociaciones seguirán esta noche, a partir
de la 01.30 horas y que a las 03.30 horas empezarán a definirse los
planes para llegar a un acuerdo y llevarlo al pleno para su aprobación.
La presidenta chilena de la COP ha pedido a la ministra española para la
Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, que realice las
consultas sobre el Acuerdo de París, el Mecanismo de Varsovia y el
Protocolo de Kioto, mientras ella misma se encargará de liderar
personalmente las conversaciones sobre el artículo 6.
El representante de Papua Nueva Guinea ha pedido la palabra para
criticar que en las últimas seis horas el 90 por ciento de los
participantes no se han involucrado en las negociaciones y ha advertido
de que para llegar a un consenso no puede haber exclusión.
Poco antes del plenario, diversos observadores y la Alianza de
Pequeñas Islas han denunciado que se les había dejado a un lado en
negociaciones relacionadas con los mercados de carbono y el Mecanismo
Internacional de Varsovia de Pérdidas y Daños. Por ello, le ha pedido
que abra el proceso para que haya transparencia y se involucre a todos
los países en el mismo.
Por su parte la ministra ha asegurado que está “totalmente de
acuerdo” con la necesidad de llevar a cabo un proceso transparente con
la participación de todos. “Espero que lo podamos hacer en la forma
correcta. Cuenten con ello. Muchas gracias a todos. Pongámonos a
trabajar”, ha añadido la ministra que ha pedido un “último esfuerzo” a
los delegados.
Las ambiciones climáticas
Las principales diferencias que continúan separando a muchos países e
impidiendo el acuerdo se centran en la ambición climática; algunos,
liderados por la Unión Europea (UE), inciden en la importancia de que
todos los Estados que se han sumado al Acuerdo de París revisen al alza
el próximo año sus compromisos para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero (las llamadas Contribuciones Nacionales
Determinadas).
Otros países, entre ellos Brasil, China y la India, prefieren
ralentizar esas contribuciones al alza y dan una mayor prioridad a las
revisiones de los compromisos financieros de las naciones más
desarrolladas para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático
en las más vulnerables.
Distancia mucho a las partes todavía la regulación de los mercados de
carbono (el artículo 6 del Acuerdo de París) y su ordenación en un
sistema único y transparente que ordene el comercio de derechos de
emisión de dióxido de carbono en todo el mundo.
Persisten dos grandes escollos relacionados con los mercados de
carbono: uno, el referido a la doble contabilidad que algunos países
quieren evitar y, otro, el relativo a la transición de los remanentes de
derechos de emisiones que algunos Estados conservan del Protocolo de
Kioto y que pretenden mantener en la transición al Acuerdo de París.
Muchas de las partes presentes en la Conferencia defienden que se
aparquen los asuntos más técnicos y sofisticados de esa regulación de
los mercados de carbono hasta otra cita para no bloquear o impedir el
acuerdo final, ya que esta falta de consenso no impide que el Acuerdo de
París entre plenamente en vigor en 2020.
Algunos países han sido también muy críticos con la prioridad que
concede el texto al informe científico sobre los océanos frente al del
uso de la tierra; precisamente Chile, que preside esta cumbre, ha tenido
desde el inicio un interés muy marcado por que ésta fuera la “COP
Azul”.
La COP25 ha cobrado una especial relevancia por tratarse de la última
negociación climática mundial antes de la entrada en vigor del Acuerdo
París, que compromete a los países a evitar que la temperatura del
planeta crezca por encima de 1,5 grados en este siglo para evitar los
efectos más catastróficos del calentamiento.
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