martes, 1 de octubre de 2019

Se acaba luna de miel del presidente de Ucrania

MOSCÚ.- El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llegó al poder con dos promesas principales: combatir la corrupción endémica del país y traer paz al este de Ucrania. Ha perdido terreno en la primera y enfrenta una presión creciente de avance en la segunda.

Zelenski ha disfrutado de una notable suerte desde que él y su partido ganaron dos elecciones aplastantes a principios de este año. Su popularidad ha crecido gracias a una excelente cosecha, un sorprendente crecimiento económico y un exitoso intercambio de prisioneros con Rusia, algo que la administración anterior no había logrado durante años.
Ahora, sin embargo, la luna de miel de Zelenski podría estar llegando a su fin. Oleksandr Danilyuk, reformador clave y aliado, renunció como jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania; según informes, debido a la insatisfacción por la relación del presidente con el multimillonario Igor Kolomoisky.
Danilyuk, exministro de Hacienda, gerente de inversiones y consultor de McKinsey & Co. Inc., había otorgado credibilidad a Zelenski, ayudando a que fuera más agradable para socios occidentales que percibían al excomediante de televisión como un payaso populista. Había renunciado al gobierno del predecesor de Zelenski, Petro Poroshenko, frustrado por la falta de cambio en las prácticas normativas, judiciales y de formulación de políticas corruptas del país. Su apoyo alentó a la gente a creer que Zelenski representaba una ruptura limpia con el pasado.
Sin embargo, Danilyuk tenía una gran preocupación: la potencial influencia de su peor enemigo Kolomoisky, cuyo canal de televisión había ayudado a impulsar la carrera de Zelenski como comediante. 
"Si existe el riesgo de que Kolomoisky salga a relucir al lado de Zelenski, ni siquiera puedo estar cerca a esto porque sería muy malo para mi reputación", me dijo Danilyuk en marzo. Desde entonces, Kolomoisky ha surgido mucho y ha buscado recuperar el control del Privatbank nacionalizado.
Por lo tanto, la partida de Danilyuk, en medio de desacuerdos informados con el influyente jefe de gabinete de Zelenski —que una vez hizo trabajo legal para Kolomoiskiy—, es una mala señal para el gobierno del presidente. Esto sucede tras un par de renuncias de perfil menos alto: el respetado jefe del servicio de policía nacional y el funcionario polaco que había estado dirigiendo el servicio de carreteras de Ucrania.
Los sucesos hacen eco de un patrón que plagó a Poroshenko: profesionales del sector privado y reformadores extranjeros exitosos, reclutados para posiciones de poder, que se desilusionan rápidamente con el lento ritmo del cambio y, a veces, con lo que perciben como una presión inadecuada de amigos y socios del presidente. 
Al no lograr progresar, deciden partir, y así minaron a Poroshenko y contribuyeron a su derrota frente a Zelenski.
Zelenski necesita todo el apoyo que pueda obtener. Junto con reformas radicales que incluyen la tan esperada liberalización del mercado de tierras de Ucrania, su gobierno intenta tomar medidas enérgicas contra la evasión fiscal generalizada, un esfuerzo riesgoso en un momento en que los ucranianos aún no han sentido una gran mejora económica.
Sin embargo, mostrar progreso en la segunda gran promesa del presidente —poner fin a la guerra en el este de Ucrania— tampoco será fácil. 
El escándalo de Ucrania en Estados Unidos ha paralizado la estrategia de Zelenski de ampliar la coalición occidental que le ayuda a negociar un acuerdo con el presidente ruso Vladimir Putin. El enviado especial de EE.UU. en Ucrania, Kurt Volker, con quien se podría contar para apoyar al país incluso cuando mediadores europeos vacilaban, renunció después de verse envuelto en el lío político. Estados Unidos no tiene embajador en Kiev.
Mientras EE.UU. está distraído, el Kremlin trata de llegar a un acuerdo que muchos en Ucrania verán como nada menos que traicionero. Se basa en la llamada fórmula Steinmeier, que lleva el nombre del actual presidente de Alemania. 
En su anterior cargo como canciller, Frank-Walter Steinmeier propuso otorgar autonomía a las áreas de Ucrania que actualmente ocupan los separatistas prorusos inmediatamente después de celebrar elecciones locales internacionalmente reconocidas bajo la ley ucraniana.
Ucrania se ha opuesto a celebrar las elecciones antes de recuperar el control de su frontera oriental, una posición que nunca ha sido popular entre negociadores franceses y alemanes. Sin el respaldo de EE.UU., Zelenski podría tener que aceptar la fórmula Steinmeier, lo que significa celebrar elecciones en territorios aún controlados por representantes rusos, con la presencia de observadores internacionales como única garantía de la legitimidad de la votación.
Este es territorio traicionero para Zelenski. Tan solo unos pocos pasos en falso podrían dejarlo en el mismo decepcionante camino de Poroshenko, sellando así el destino de Ucrania como país perpetuamente dirigido por personas que traicionan las esperanzas de su pueblo. Zelenski necesita algunas victorias rápidas, y no es obvio identificar dónde puede conseguirlas.

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