martes, 1 de octubre de 2019

El caos se apodera de Hong Kong y la policía dispara en el pecho a un manifestante

HONG-KONG.- Un herido de bala en estado crítico, decenas de detenidos, gas lacrimógeno y barricadas en llamas son el balance del llamado "día de luto" en Hong Kong, en contraposición a la suntuosa celebración en Pekín del septuagésimo aniversario de la fundación de la República Popular China.

Al menos 15 personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad, en los enfrentamientos entre manifestantes violentos y agentes antidisturbios en Hong Kong, informó este martes la Autoridad Hospitalaria de la región administrativa especial.
En torno a las 16:15 hora local (08:15 GMT), un estudiante de secundaria identificado como Tsang Chi-kin, de 18 años, recibió un disparo en la parte superior izquierda del pecho durante un enfrentamiento entre manifestantes radicales y agentes antidisturbios. 
Fuentes médicas aseguraron que el joven tiene la bala alojada en el pecho, a tres centímetros del corazón. El herido estaba siendo intervenido quirúrgicamente en el Hospital Queen Elizabeth a las 20:37 hora local (12:37 hora GMT).
El diario local South China Morning Post indicó que la familia del herido de gravedad llegó al centro hospitalario junto a abogados que han ofrecido asesoría legal tanto a él como a sus familiares. 
Según un amigo del herido citado por el rotativo, el paciente es estudiante de quinto grado, al que, en el sistema educativo hongkonés, solo pueden acceder alumnos de al menos 16 años.
En un vídeo que ha circulado por redes sociales se ve cómo un policía dispara a bocajarro a un manifestante -supuestamente, Tsang- en el momento en el que el individuo iba a agredir al agente con un palo.
En un segundo vídeo, se puede ver a Tsang tendido en el suelo, con sangre brotando del pecho y pidiendo el traslado al hospital. “Me duele el pecho, llevadme al hospital. Necesito ir al hospital”, dice el chico.
En un mensaje difundido en la red social Facebook, la superintendente de la Policía de Hong Kong Yolanda Yu Hoi-kwan aseguró: “La Policía no quería que nadie resultara herido, así que estamos muy tristes por esto. Advertimos a los alborotadores de que dejen de incumplir la ley, porque la haremos cumplir de manera estricta”.
Respecto al vídeo del disparo, Hong Kong Human Rights Monitor -una organización local de vigilancia de los derechos humanos- consideró que la respuesta del agente “no fue apropiada” y opinó que “la policía debería rebajar la tensión en vez de elevar el nivel de riesgo”.
Tsang fue uno de los al menos 31 heridos (dos en estado crítico, uno grave, 17 estables y 11 dados de alta), según las autoridades sanitarias de Hong Kong, en un día caótico en la excolonia británica.
Todo esto, en un día en el que los manifestantes más radicales levantaron barricadas y les prendieron fuego, así como a banderas de China, lanzaron incontables cócteles molotov y vandalizaron estaciones de metro, oficinas gubernamentales, tiendas y al menos un despacho de una organización pro-Pekín.
Por su parte, los antidisturbios volvieron a recurrir, en una ocasión más, a los cada vez más habituales disparos al aire, a las pelotas de goma, al gas lacrimógeno, al gas pimienta y a los cañones de agua con tinte, que sirven después para identificar a los manifestantes con más facilidad.
Tras un fin de semana de enfrentamientos entre radicales y antidisturbios, la tensión era alta en la ciudad semiautónoma, donde la policía no había autorizado las manifestaciones convocadas para el 1 de octubre, Día Nacional de China, alegando riesgos para la seguridad y el orden público.
Como cada vez que el cuerpo ha objetado la celebración de las protestas en los últimos meses, la gente ha seguido saliendo a las calles y se han registrado encontronazos entre algunos individuos violentos y los policías.
Mientras tanto, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, y una delegación de la región administrativa especial celebraron en Pekín el 70º aniversario de la China comunista, un régimen al que se oponen los manifestantes hongkoneses.
Las protestas, que se convirtieron en masivas en junio a raíz de una polémica propuesta de ley de extradición, se han sucedido durante casi cuatro meses en la región administrativa especial y han mutado hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos que la rigen y una oposición al autoritarismo de Pekín.
No obstante, algunos manifestantes han optado por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la policía son habituales.

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