GINEBRA.- La productividad mundial se mantiene
estancada una década después de la gran crisis que sumió al mundo en una
recesión y de la que sólo se pudo salir gracias a estímulos fiscales
que han costado 10 billones de dólares, pero que no han sido suficientes
para que la economía despegue.
A esta conclusión
llega el último informe anual sobre competitividad que el Foro Económico
Mundial ha publicado este miércoles, una referencia entre los
inversores y que este año analiza la situación en 141 países.
Una de las causas de que el crecimiento productivo global
se mantenga muy bajo o sea inexistente es que el dinero inyectado por
los bancos centrales desde 2009 no fue para inversiones que estimularan
la productividad en el sector público o privado, según los economistas
del Foro.
En esta ecuación, sin embargo, no todos los
países están en la misma posición, ya que aquellos que más recursos han
destinado al capital humano, a la mejora de sus instituciones, a la
innovación y a dinamizar los negocios están más preparados para afrontar
el nuevo periodo de desaceleración que los economistas consideran
ineludible.
"Podría ocurrir como el fin normal de un
ciclo económico, pero sería severo si ocurre en medio de un clima de
fuerte pérdida de confianza. Entonces podría darse un efecto de
repliegue que sería muy perjudicial para la economía", comentó a Efe uno
de los autores del informe y responsable del área de Practicas de
Referencia del Foro, Thierry Geiger.
El economista
explicó que en los últimos diez años los niveles de inversión productiva
"han sido ridículos" y que el dinero se ha canalizado a los mercados
bursátiles, en lugar de ir hacia la economía real.
En
este contexto, advirtió de lo perjudicial que sería para la economía el
incremento de la lucha comercial entre EEUU y China, o el aumento del
proteccionismo por parte de otros actores comerciales.
Este
año Singapur lidera el índice de competitividad y obtiene 84,8 puntos,
mientras que Dinamarca cierra la lista de los diez mejores con 81,2
puntos.
Esa puntuación permite hacer una comparación
con el resto de economías evaluadas, que consiguen una media de 61
puntos, lo que revela "una brecha de competitividad muy preocupante en
momentos en los que la economía global afronta la perspectiva de una
ralentización económica".
Si a ello se suman las
múltiples crisis geopolíticas y las tensiones comerciales la presión
aumenta, lo que a su vez puede "precipitar" una recesión más o menos
grave.
Sin embargo, el informe revela que no todos los
países resultan perdedores en esta "guerra comercial" en la que se han
enfrascado EEUU y China, puesto que una parte de las inversiones en la
cadena de abastecimiento global parece haberse desviado del último país
hacia otros de Asia, en particular a Singapur y Vietnam.
Ello evita que los inversores se vean afectados por la aplicación de medidas comerciales restrictivas entre Pekín y Washington.
El
tercer lugar de la lista lo ocupa Hong Kong, un territorio de China
donde tradicionalmente han florecido las finanzas, pero que desde hace
tres meses experimenta una serie de revueltas que hacen temer por su
estabilidad.
Esta situación no se refleja en el
informe debido, según los autores del mismo, a que no hay datos lo
bastante recientes para medir su impacto en la competitividad de la
isla, que había conseguido subir este año cuatro lugares respecto a los
datos de 2018.
Completan la lista de los diez primeros
puestos del índice EEUU (ocupa el segundo lugar y baja una posición
respecto a 2018), Holanda, Suiza, Japón, Alemania, Suecia, Reino Unido y
Dinamarca.
De ellos, Alemania es el único país que ha caído considerablemente (4 puestos).
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