sábado, 5 de octubre de 2019

Con la salida de Draghi, aumenta el espacio para sus detractores en el BCE

FRÁNCFORT.- Mario Draghi abandona el Banco Central Europeo a finales de mes, lo que puede dar a los detractores de su política monetaria ultralaxa la oportunidad de cambiar el tono del debate en la cúspide de la institución. 

Draghi promovió la decisión de reanudar el mes pasado el programa de compra de bonos por valor de 2,6 billones de euros del BCE, a pesar de la oposición de más de un tercio de los 25 miembros del Consejo de Gobierno.
    Su salida el 31 de octubre le da a esta creciente legión de escépticos de países como Alemania, Francia y los Países Bajos la esperanza de cambiar el equilibrio de fuerzas en la cúpula del BCE bajo su nueva presidenta, Christine Lagarde.
La francesa Lagarde trabajará con un nuevo Comité Ejecutivo, el equipo de seis personas que prepara las reuniones del Consejo de Gobierno y pone en práctica la política monetaria.
Todos los principales partidarios del primer paquete de estímulo de Draghi se han ido o se irán pronto. Están en juego carteras clave, incluida la de supervisar el programa de compra de bonos.
    “La dinámica será muy diferente y el BCE se convertirá en una institución mucho más difícil de interpretar y entender”, dijo David Owen, economista jefe para Europa de Jefferies.
Es probable que la primera gran prueba se produzca el próximo año, cuando el BCE se acerque al límite de poseer más de un tercio de la deuda en circulación de Alemania en el marco de su programa de expansión cuantitativa (Quantitative Easing Programme, también conocido por sus siglas QE).
Durante la mayor parte de su mandato, Draghi pudo contar con su ayudante, Vitor Constancio, y con el economista jefe, Peter Praet, para apoyarle internamente y explicar su mensaje a los inversores. La mayor parte del Consejo de Gobierno siguió el ejemplo de un autorizado trío de economistas al frente de la institución.
Pero el 1 de noviembre, Philip Lane será el único economista en el Consejo Ejecutivo que respaldó las nuevas compras de bonos en la última reunión de políticas. 
Lagarde, que ha trabajado en la política como su segundo, Luis de Guindos, ha dado un tono equilibrado, diciendo que la política relajada era necesaria pero también que tenía efectos secundarios que necesitaban ser monitorizados.
Esto crea espacio para que ganen protagonismo los escépticos de la QE, especialmente si Alemania elige a una economista de alto perfil para sustituir a Sabine Lautenschlaeger, la supervisora bancaria que renunció inesperadamente la semana pasada.
La académica alemana Isabel Schnabel, la vicepresidenta del Bundesbank Claudia Buch y el execonomista del BCE Marcel Fratzscher son algunos de los que podrían ocupar el puesto de Lautenschlaeger.
“En esta fase, Alemania necesita alguien que pueda hablar y discutir con cierta autoridad sobre política monetaria”, dijo Alessandro Merli, miembro de la SAIS Europe Johns Hopkins University. “ Por ello, Lautenschlaeger no fue de mucha utilidad en el Consejo Ejecutivo.”
Los ministros de la zona euro comenzarán a seleccionar al sucesor de Lautenschlaeger la próxima semana y quieren tener un nuevo miembro en el Consejo Ejecutivo en enero. El apretado plazo sugiere que es posible que Berlín ya tenga a alguien en mente.
Es probable que, en esta ocasión, la distribución de las competencias entre los miembros del Consejo Ejecutivo, sea relevante, en particular las que posee Benoit Coeure como responsable de las operaciones de mercado del BCE y como representante en los foros internacionales.
El único candidato para sustituir a Coeure el 1 de enero es el italiano Fabio Panetta, que rara vez se pronunció sobre la política monetaria y representó a su país en el brazo de supervisión bancaria del BCE.
Se supone que los miembros del Consejo tienen en mente el bien de la zona euro en su conjunto, pero son propuestos por sus Gobiernos nacionales y sus opiniones se ven teñidas a veces por intereses nacionales, como favorecer la compra de bonos y los bajos tipos de interés cuando el Gobierno se encuentra en una situación de mayor endeudamiento.
“Es previsible que Panetta adopte el punto de vista típicamente italiano, proclive a la relajación, apoyando así la compra de activos de duración indefinida mientras se prevea que la inflación subyacente se mantenga por debajo de su objetivo”, señalaron los economistas de Daiwa en una nota a los clientes. 
Pero es probable que Alemania también reclame una parte de las carteras de Coeure, y Lagarde podría dividir o combinar responsabilidades entre los miembros del Consejo a su antojo.
Estas decisiones podrían resultar cruciales cuando la nueva presidenta cumpla su promesa de revisar la estrategia y los instrumentos de la política monetaria del BCE. Una iniciativa de tal envergadura podría incluso llevar al banco a redefinir su objetivo de inflación, que ahora es inferior al 2%, aunque próximo a éste.
“Lagarde podría enfrentarse a cierta presión para reasignar parte de las responsabilidades a miembros con más perfil de halcón (defensores del endurecimiento monetario), entre otras cosas, a la hora de reformar la política monetaria en la próxima revisión de estrategias”, dijo Frederik Ducrozet, estratega de Pictet Wealth Management.

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