LISBOA.- Portugal vive este sábado una jornada de reflexión previa a las elecciones del domingo tras un final de campaña enturbiado por la bronca política desencadenada por un incidente de un anciano con el primer ministro, el socialista António Costa, que le hizo perder los nervios.
El episodio quedó como el momento más sonado de una campaña que se
había desarrollado de forma tranquila durante dos semanas y se produjo a
menos de 48 horas de la cita con las urnas de los portugueses, que este
sábado meditan una votación que decidirá si Costa continúa al frente
del Gobierno.
El incidente podría acabar incluso en los tribunales, después de que
el Partido Socialista anunciase a última hora del viernes, poco antes
del inicio de la jornada de reflexión, que denunciará por difamación al
anciano, quien acusó a Costa de irse de vacaciones durante la tragedia
del incendio de Pedrógão Grande.
El socialista, rodeado por la multitud que le acompañaba en un paseo
electoral por el centro de Lisboa, perdió los nervios y le llamó
“mentiroso” entre gritos.
Muy alterado, tuvo que ser apartado por sus escoltas, en un episodio que quedó como la imagen más recordada de la campaña.
Costa, que no estaba de vacaciones cuando se produjeron los
incendios, denunció, minutos después ante la prensa, que la acusación
respondía a una “campaña de mentiras” de la derecha, que según él había
enviado al hombre para provocar el incidente.
La identidad del anciano fue desvelada en Facebook por un dirigente
socialista local, que le identificó como Joaquim Elias, un antiguo
miembro de una junta de distrito de Lisboa por el partido democristiano
(CDS-PP).
Fuentes del CDS citadas por medios lusos aseguran que Elias ya no es
militante del partido, aunque su hijo sí sigue ligado a la formación, y
niegan cualquier relación con el incidente.
Lo mismo aseguran desde el Partido Social Demócrata (PSD,
centro-derecha), cuyo líder, Rui Rio, negó el viernes toda implicación y
no quiso comentar lo ocurrido.
La llegada de la jornada de reflexión, que prohíbe las manifestaciones partidarias, puso un abrupto fin a la bronca.
Costa acudió este sábado al funeral de Diego Freitas do Amaral, uno
de los cuatro padres de la democracia portuguesa, pero se limitó a
recordar la figura del histórico líder y no hizo ningún comentario sobre
lo ocurrido ayer viernes.
El incidente se produjo en un momento crucial para el socialista, a
quien los sondeos del viernes otorgan entre el 36,5 % y 38 % de los
votos, lo que le dejaría en el mejor de los casos con 114 diputados, a
dos de la mayoría absoluta.
Estos resultados le obligarían a tener que buscar otra vez apoyos
después de cuatro años de gobierno en minoría que mantuvo gracias a los
acuerdos alcanzados con la izquierda.
La víspera electoral coincidió además con las conmemoraciones de la
instauración de la República lusa, que este año no contaron con los
habituales discursos institucionales para no entrar en conflicto con las
prohibiciones del día de reflexión.
La ceremonia se realizó en el balcón de la sede del Ayuntamiento de
Lisboa, el mismo lugar donde en 1910 se proclamó el fin del régimen
monárquico, con la presencia del presidente luso, Marcelo Rebelo de
Sousa; el de la Asamblea de la República, Eduardo Ferro Rodrigues, y el
alcalde lisboeta, Fernando Medina.
Rebelo de Sousa se encargó de izar la bandera al ritmo del himno
nacional, pero la dejó a media asta por el día de luto nacional
decretado por la muerte de Freitas do Amaral.
Rebelo de Sousa sí tiene previsto hablar esta noche en el tradicional
mensaje televisado del día de reflexión, con el que los presidentes se
dirigen a la nación en la víspera de las elecciones para apelar al voto.
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