MOSCÚ.- El secretario de Estado
estadounidnese, Mike Pompeo, que viajó a Rusia para romper el hielo con
Vladimir Putin, trató de encontrar terrenos de entendimiento en asuntos
concretos como Siria, pese a los numerosos desacuerdos persistentes.
En
un encuentro en la dacha de Putin en el centro turístico de Sochi, en
el mar Negro, Pompeo se convirtió en el estadounidense de más alto rango
en reunirse con el líder ruso en 10 meses.
"Me gustaría mucho que su visita a Rusia beneficie a las
relaciones entre Rusia y Estados Unidos y promueva su desarrollo", dijo
Putin a Pompeo mientras se sentaba frente a él en la sala de
conferencias.
"Algunos campos de cooperaciones son excelentes, en
Corea del Norte, Afganistán y la lucha contra el terrorismo", subrayó
por su parte Pompeo. "Son cosas que nos pueden servir de base".
Antes
de subir al avión, el diplomático estadounidense quiso destacar los
dosieres en los que Moscú y Washington podrían avanzar juntos, sobre
todo el conflicto sirio, que ha dejado más de 370.000 muertos desde
2011, y obligado a millones de personas a abandonar su país, que ha
quedado fragmentado.
Según él, ambos países tienen "una idea
común de los puntos de bloqueo" de la solución política y pueden
"trabajar juntas en la manera de desbloquearlo".
Por su lado, el
Kremlin no mencionó ningún acuerdo en concreto, y se limitó a indicar
que ambos responsables habían tratado sobre el conflicto sirio.
Mike
Pompeo también declaró que Moscú y Washington tienen el "mismo
objetivo" en el dosier del programa nuclear norcoraeno, aunque el
caluroso encuentro entre Putin y Kim Jong Un a finales de abril
contrastara con el fiasco de la cumbre de Hanói del líder norcoreano con
Donald Trump, el pasado febrero.
Putin elogió la
investigación del fiscal especial estadounidense Robert Mueller, a pesar
de que concluyó que Rusia intervino ampliamente en las elecciones de
2016 en beneficio del entonces candidato Donald Trump, especialmente
mediante la manipulación de las redes sociales.
Pero la
investigación concluyó también que la campaña de Trump no se confabuló
con Rusia, despejando un nubarrón que pendía sobre Trump desde su
inesperada victoria.
"A pesar de la naturaleza exótica de la comisión del señor
Mueller, en general realizó una investigación bastante objetiva y
confirmó la ausencia de colusión entre la administración de Estados
Unidos y Rusia", dijo Putin.
En una conferencia poco antes con el
ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, Pompeo advirtió a
Rusia que se mantenga al margen de las elecciones del año que viene.
"La
interferencia en las elecciones estadounidenses es inaceptable. Si
Rusia hace eso en 2020, colocaría nuestras relaciones en peor lugar de
lo que han estado", manifestó Pompeo.
"Transmití que hay cosas
que Rusia puede hacer para demostrar que este tipo de actividades son
cosa del pasado. Espero que Rusia aproveche esas oportunidades", añadió.
En
su reunión, Pompeo y Lavrov abordaron también la cuestión de Venezuela,
y el primero pidió que Moscú retire su apoyo, pero su llamamiento fue
rechazado de plano.
"Llegó el momento de Nicolás Maduro se vaya,
no ha traído más que miseria al pueblo venezolano, y esperamos que el
apoyo ruso a Maduro se termine", dijo Pompeo.
En respuesta, Lavrov denunció "las amenazas" estadounidenses a Maduro.
En las últimas semanas, Rusia y Estados Unidos se acusaron mutuamente de injerencia en Venezuela, devastada por la crisis.
Moscú es un aliado esencial del presidente Nicolás Maduro, mientras que Washington apoya al líder opositor Juan Guaidó.
Rusia
criticó el respaldo "irresponsable" de Estados Unidos al golpe de
Estado fallido contra Maduro y Pompeo afirmó que el presidente
venezolano estaba dispuesto a abandonar el país pero que sus apoyos en
Rusia lo habían disuadido de hacerlo.
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