MOSCÚ.- El ministro de Exteriores ruso,
Serguéi Lavrov, le dijo hoy a su colega austriaca, Karin Kneissl,
durante una conversación telefónica, que considera "inadmisible" que
Viena acusara públicamente a Rusia de espionaje sin presentar ninguna
prueba.
"La parte rusa insistió en que es inadmisible
y va contra la práctica internacional lanzar acusaciones públicas sin
pruebas", informó la Cancillería rusa en un comunicado.
Lavrov recordó que "cualquier inquietud" relativa a las
relaciones bilaterales debe ser discutida a través de los canales
diplomáticos existentes y cimentarse "en hechos".
Según la nota, la ministra austríaca expuso los "motivos" que llevaron a
Viena a denunciar las sospechas de espionaje en favor de Rusia de un
militar retirado del Ejército del país centroeuropeo.
Al mismo tiempo, Kneissl "expresó su esperanza en que los pasos dados
no repercutan en el desarrollo de las relaciones bilaterales".
El ministerio de Exteriores de Rusia convocó ayer al embajador
austríaco, Johannes Eigner, al que expresó su protesta formal por las
acusaciones vertidas por su Gobierno.
"Los pasos
dados por Viena, que se cimentan en sospechas que no van acompañadas de
prueba alguna, ya han causado un deterioro de unas relaciones que en los
últimos tiempos se caracterizaban por una dinámica positiva", señalaba
el comunicado de Exteriores.
El canciller austríaco,
Sebastian Kurz, hizo pública el viernes en Viena la sospecha de que un
coronel retirado del Ejército austríaco "trabajó con un servicio de
inteligencia ruso".
"Eso significa que estamos ante
un caso de espionaje", dijo Kurz, tras lo que Viena convocó al encargado
de negocios ruso para pedirle explicaciones sobre el caso.
Kurz, que se reunió hace un mes en Rusia con el jefe del Kremlin,
Vladímir Putin, adelantó que la ministra de Exteriores había cancelado
el viaje oficial a Rusia previsto para los días 2 y 3 de diciembre.
Putin, que realizó en junio una visita de trabajo a Austria, asistió a
mediados de agosto pasado cerca de la ciudad austríaca de Graz a la boda
de Kneissl, invitación que desató no pocas críticas dentro y fuera de
Austria.
A diferencia de la mayoría de los países de
la Unión Europea (UE), Austria no expulsó a diplomáticos rusos tras el
envenenamiento en Reino Unido del antiguo espía ruso Serguéi Skripal y
su hija Yulia.
El partido ultranacionalista FPÖ,
socio minoritario en el Gobierno con el Partido Popular de Kurz,
mantiene un acuerdo de colaboración con Rusia Unida, el partido del
Kremlin, y ha defendido el fin de las sanciones europeas contra Rusia.
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