PARÍS.- ¿Qué
hacer para luchar contra la sobrepesca del atún patudo? El tema
centrará a partir del lunes los debates de la Comisión Internacional
para la Conservación del Atún Atlántico (CICTA), que en 2007 adoptó
medidas drásticas para salvar al atún rojo.
A
principios de octubre, el comité científico de la CICTA hizo una
constatación pesimista: el atún patudo (u obeso), apreciado tanto en
conserva como en sashimi, sufre por la sobrepesca. Si se mantienen los
niveles de pesca actuales, la probabilidad de que las reservas se
reconstituyan de aquí a 2033 es casi nula, del 1%.
"La
especie está en números rojos", explica Daniel Gaertner, especialista
en atunes tropicales, y que participa en la evaluación de reservas de
pescados para la CICTA.
El
atún patudo (Thunnus obesus) se encuentra en los océanos Atlántico,
Pacífico e Índico, y vive en aguas más profundas que otras especies de
atunes tropicales, incluida la más famosa de ellas, la albacora.
En
2015, la CICTA ya tomó una serie de medidas: una cuota total anual de
pesca de 65.000 toneladas para siete principales países pesqueros, y una
moratoria en zonas precisas y en ciertas épocas del año.
Pero
los demás países no están sometidos a cuotas, lo que hizo aumentar las
capturas a 80.000 toneladas en 2017, y la moratoria fue ineficaz.
Resultado, el atún patudo no logra reconstituir sus reservas.
¿Cómo lograrlo? "Hay que reducir las capturas, y de forma drástica" aboga Paulus Tak, de la ONG estadounidense Pew.
Pew
y el WWF quieren una limitación de pesca a 50.000 toneladas, lo que
ofrecería a la especie un 70% de posibilidades de restablecerse de aquí a
2028.
La
Unión Europea (UE), que participará en la 21ª reunión de la CICTA en
Dubrovnik (Croacia) del 12 al 19 de noviembre, ha hecho una propuesta en
este sentido.
La
UE, la región que más pesca atún patudo, detrás de Japón, defiende que
se someta a las partes que pescan más de 500 toneladas por año a cuotas
hasta 2023, aunque no precisó las cifras de éstas.
Para
Adam Baske de IPNLF, una asociación que apoya la pesca de atún con
caña, un descenso de las cuotas debe estar acompañado del hecho de
"compartir el acceso a los recursos con los pequeños operadores y los
países en vías de desarrollo".
Algunas comunidades en las Azores, en Madeira, en Brasil o en Senegal son muy dependientes del atún obeso, explica.
Medio
centenar de países miembros, oenegés y representantes de la pesca se
interesan asimismo por el futuro del pez aguja azul del Atlántico, o por
la situación del atún rojo del Atlántico oriental y del Mediterráneo,
que rozó la catástrofe.
En
2007, la perspectiva de ver una de las tres especies de atún rojo
(Thunnus thynnus) añadida a la lista de la ONU de especies amenazadas
obligó a la CICTA a instaurar una cuota de pesca así como estrictas
medidas de control durante 15 años en el Atlántico oriental y en el
Mediterráneo.
Desde
entonces las reservas se han reconstituido, aunque la subida de las
cuotas en 2014 y 2017 genera temores entre los defensores del medio
ambiente.
Otra
fuente de inquietud es la pesca ilegal. Europol desmanteló en octubre
una red entre España, Francia, Malta e Italia, y contabilizó un volumen
anual de 2.500 toneladas de atún rojo de procedencia ilegal, pese a que
su pesca está estrictamente regulada y controlada.
"No hay que dejar de hacer controles" ", insiste el investigador Tristan Rouyer.
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