WASHINGTON.- La lucha de los republicanos
por derogar el sistema de salud de Barack Obama y reformar el sistema
impositivo se ha visto obstaculizada debido a que el Congreso se
enfrascó en las secuelas del despido del director del FBI por el
presidente Donald Trump.
La destitución de James Comey -y el torpe manejo de
sus consecuencias por parte de la Casa Blanca- ha provocado serias
dificultades en el Capitolio: demócratas y republicanos están cada vez
más preocupados por cómo podrían afectar las acciones de Trump las
investigaciones sobre la posible colusión de su equipo con Rusia.
El caos resultante ha fastidiado a varios
republicanos moderados, que tenían la esperanza de que se terminara el
ciclo de controversia que marcó los primeros cuatro meses del Gobierno y
se pudiera llegar a un consenso sobre la agenda legislativa.
Trump hizo campaña con la promesa de derogar y
reemplazar 'Obamacare' y reformar la legislación impositiva. Ambas son
tareas monumentales y, aunque el Congreso puede actuar con la debida
rapidez cuando lo desee, sus cámaras están en un punto muerto.
La colaboración entre partidos en el Capitolio parece
una utopía en 2017 y algunos sostienen que el revuelo causado por el
despido de Comey dificultará aún más la cooperación.
"Ciertamente con esto habrá más polarización y más
partidismo, no menos", dijo el jueves el senador republicano Tim Scott
sobre las perspectivas de que el Senado derogase el sistema de salud
aprobado durante el Gobierno de Obama.
Incluso los conservadores más incondicionales
reconocieron que los últimos alborotos políticos -algunos de los cuales
se desplegaron como en una novela de espionaje, incluida la citación del
exasesor de seguridad nacional Michael Flynn y las insinuaciones sobre
la existencia de grabaciones clandestinas en la Casa Blanca- están
obstaculizando los esfuerzos para avanzar en materia legislativa.
Una serie de plazos fiscales complican el programa
legislativo de los próximos meses, entre ellos la necesidad de aprobar
una ley de presupuesto antes del 30 de septiembre y la negociación de un
aumento del techo de la deuda, que podría llevar semanas o meses en
Washington.
La salida de Comey podría agregar otra dificultad a
los tiempos ya escasos: un prolongado proceso de ratificación del nuevo
director del FBI en el Senado.
- "Caminar y mascar chicle" -
El presidente de la Cámara de Representantes, el
republicano Paul Ryan, afirmó sin embargo que el Congreso podría abordar
sus prioridades legislativas de 2017 a pesar de las tres
investigaciones del Congreso en marcha sobre los vínculos con Rusia y el
desastre de la salida de Comey.
"Podemos caminar y mascar chicle al mismo
tiempo", declaró Ryan a Fox News. "Tenemos el plato lleno de cosas que
creemos que son necesarias, no solo para cumplir nuestras promesas, sino
para asegurarnos de que la economía seguirá creciendo", agregó.
El líder republicano había dicho el martes
que el Senado podía aprobar una ley de reforma de los seguros de salud
antes del receso de agosto y que los legisladores podían concluir la
reforma impositiva antes de fin de año, pero el calendario legislativo
tiene tiempos muy acotados.
Existen profundas discrepancias dentro del
Partido Republicano de Trump sobre el proyecto de reforma de salud
aprobado en la cámara baja.
Y los senadores republicanos se erizan ante
las previsiones de un recorte de los fondos federales para la salud de
800.000 millones de dólares.
También les preocupa que personas con
condiciones preexistentes tengan que pagar más con la nueva legislación o
que millones se queden sin cobertura por no poder pagarla.
Algunos analistas sostienen que la actual
agitación política está complicando los esfuerzos por aprobar las
reformas sanitaria e impositiva en 2017.
"El despido fue impulsivo y mal manejado por
la Casa Blanca y reduce nuestra confianza en la capacidad del Gobierno
para abordar temas complejos como la reforma impositiva", asegura en una
nota a los accionistas Brian Gardner, de Keefe, Bruyette & Woods,
un banco de inversiones. "Estos métodos generan caos y dificultan el
apoyo político necesario para aprobar las grandes leyes", agregó.
Los demócratas podrían interponer sus propios
obstáculos, como dificultar la confirmación del nuevo director del FBI
que proponga Trump a menos que los republicanos acepten su propuesta de
designar un fiscal especial que investigue la conexión rusa.
Con plazos demasiado breves, los dirigentes republicanos toman distancia de las predicciones optimistas de Ryan.
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