Hubo muchos críticos, como el economista Jagdish Bhagwati, que acuñó el concepto complejo Wall Street-Tesoro para designar a la élite financiera que deambula por los despachos de Washington y Nueva York (incluyendo a los altos funcionarios del FMI y del Departamento de Estado), muy vinculada a las grandes corporaciones financieras (muchas, hoy, víctimas de los propios excesos de este complejo) y a su expansión ilimitada.
No se trata de una organización conspirativa, sino de un grupo de personas inteligentes pero fanáticas de un capitalismo sin controles que atraen a futuros miembros de esta élite (como la femme fatale seduce a los que se consideran irresistiblemente guapos) y a numerosos inversores hacia un camino de perdición. El estatuto profesional de esta gente es un sucesivo ir y venir del ámbito privado de la gran empresa a los centros públicos en los que se toman las medidas gubernamentales más trascendentes.
Esta confusión de lo público y lo privado la ejemplificó magníficamente el mismo Rubin, cuya vida laboral se había desarrollado con anterioridad en Wall Street como máximo ejecutivo de Goldman Sachs.
El 10 de julio de 2006, Henry Paulson fue designado secretario del Tesoro. A Paulson le ha tocado apechugar con la crisis financiera más destructiva del último medio siglo y comandar el plan de emergencia más costoso para el contribuyente norteamericano y los ahorradores de todo el mundo. El 9 de julio de 2006, Henry Paulson era presidente ejecutivo del Goldman Sachs, empresa a la que pertenecía desde 1974. Sus retribuciones salariales en el último año (2005) importaron 37 millones de dólares.
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