LISBOA.- Portugal comenzó este
lunes a aligerar las medidas de confinamiento con la reapertura de
pequeños comercios, peluquerías y concesionarios de automóviles, sin
recibir gran cantidad de clientes, pues los portugueses tendrán que
observar reglas de distanciamiento físico estrictas.
"Estamos aquí
por los clientes que quieran venir, pero no esperamos mucha gente",
confía Mario Assunçao, gerente del concesionario Auto-Industrial, que
representa a la marca Opel.
Del medio centenar de trabajadores empleados en los tres
centros del grupo en Lisboa, solamente unos quince reanudaron el trabajo
el lunes por la mañana.
"Los demás están en desempleo técnico"
precisa el gerente, que coordina los últimos preparativos para acoger a
los clientes con total seguridad.
Desde este lunes, el uso de
mascarillas o viseras protectoras es obligatorio en tiendas, servicios
públicos y el transporte, según el plan de desconfinamiento del
gobierno, que se aplicará de forma escalonada durante todo el mes de
mayo.
En este período el teletrabajo sigue siendo la norma, cuando
es posible, mientras que las aglomeraciones de más de diez personas
están prohibidas.
Los comercios callejeros deben respetar las normas de distancia social y las peluquerías solo reciben con cita previa
"Normalmente
la puerta de entrada debe estar cerrada. Pero yo prefiero dejarla
abierta para que la gente no tenga que tocar el timbre" explica Alcina
Garçao, propietaria de una peluquería y salón de estética que emplea a
dos peluqueros y a dos manicuras.
"La jornada de hoy (lunes) está
completa, no queda ninguna hora libre", aseguró a Miguel García,
propietario de otra peluquería del centro de Lisboa.
En el transporte público, infringir las normas de seguridad sanitaria se sancionará con una multa de hasta 350 euros.
"No
tengo ninguna gana de ir a hacer compras. Yo salgo para lo
estrictamente necesario" asegura por su lado Margarida, una de los raros
peatones en un barrio de Lisboa habitualmente muy frecuentado.
"Por el momento no he tenido ningún cliente" dice Maria Joao, empleada de una tienda de ropa para mujeres de la capital.
Portugal
levantó el domingo el estado de emergencia vigente desde el 19 de marzo
y que permitió al gobierno restringir la libertad de circulación para
frenar la propagación de la pandemia del coronavirus.
Lo sustituyó por el estado de calamidad pública, que insta a los portugueses a respetar el "deber cívico de quedarse en casa".
En
la segunda quincena de mayo, el plan de desconfinamiento contempla la
reanudación de algunas clases para estudiantes de secundaria. La
enseñanza a distancia se mantiene hasta el final del año escolar para
las escuelas de educación primaria y los institutos.
Los museos y
galerías de arte, los bares y restaurantes, todos ellos sujetos a nuevas
normas de seguridad sanitaria, comenzarán a reabrir el 18 de mayo.
Los
jugadores de los principales clubes de fútbol retomaron el lunes los
entrenamientos individuales y se espera que el campeonato nacional se
reanude el último fin de semana de mayo, mientras que los teatros, cines
y grandes almacenes tendrán que esperar hasta el 1 de junio para
reabrir sus puertas.
Portugal se ha visto menos afectado por la pandemia que otros países europeos y que la vecina España.
Los primeros casos de la COVID-19 se detectaron más de un mes después que España.
Esto
le permitió reaccionar muy rápidamente, cerrar los colegios, las
fronteras con España y declarar muy pronto el estado de emergencia para
confinar a la población.
Portugal registró oficialmente 1.063 muertes y 25.524 casos, según el último balance.
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