JOHANNESBURGO/LIMA.- Mientras
las grandes empresas mineras en Sudáfrica y Perú proponen levantar las
medias de confinamiento impuestas por el coronavirus, los trabajadores
que se internan en minas profundas se resisten a volver a sus empleos
sin equipos de protección adecuados y mayor información.
Los
mineros del carbón, por ejemplo, temen verse demasiado expuestos en
instalaciones donde el distanciamiento social es casi imposible y
advierten de que las compañías no están informando de los casos de
coronavirus, lo que los pone en riesgo.
Sudáfrica,
el mayor productor mundial de platino, manganeso y cromo, está
permitiendo que sus minas funcionen a media capacidad después de una
cuarentena nacional. Perú, que espera poner fin a su propio
confinamiento el 10 de mayo, es el segundo productor de cobre del mundo y
el sexto de oro.
"Reabrir
las minas sin una regulación adecuada es una muy mala idea para los
trabajadores y para las comunidades de donde provienen", dijo Richard
Spoor, abogado de la Asociación de Trabajadores de la Minería y la
Construcción de Sudáfrica (AMCU), que representa a más de 250.000
mineros.
La
semana pasada, AMCU presentó una acción legal para exigir estándares
nacionales de seguridad en las minas, entre ellos procedimientos de
desinfección y un patrón mínimo para los equipos de protección, medidas
que podrían aumentar los costos de las empresas.
Las
mineras sudafricanas están presionando para que se retomen las
actividades, al decir que el 10% de la fuerza laboral de la industria
podría quedar sin trabajo y que un 15% de su producción está amenazada.
Sin embargo, los sindicatos de ambos países están alentando abiertamente a sus miembros a no regresar a las minas.
La
mina de cobre Antamina en Perú no siguió las normas de cuarentena
nacional a mediados de marzo, pese a que docenas de trabajadores
contrajeron COVID-19, según tres fuentes.
Los
sindicatos de trabajadores tomaron medidas para cerrar la mina a
mediados de abril y la compañía suspendió la mayoría de las operaciones
al día siguiente, de acuerdo con las fuentes.
La
mina, controlada por BHP Group Plc y Glencore Plc, inicialmente reportó
solo siete casos de COVID-19 entre sus empleados, y uno de los
principales sindicatos mineros de Perú le solicitó al gobierno que
inspeccione la mina para garantizar el cumplimiento de las medidas
gubernamentales.
BHP
y Glencore respondieron a través de Antamina, que dijo que se había
adherido a las medidas de emergencia de Perú, pero que el gobierno le
otorgó una exención para centrarse en tareas de mantenimiento
esenciales. La mina sostuvo que redujo el personal en aproximadamente el
30% del habitual, y que aumentó la limpieza y la vigilancia de la salud
de los empleados.
El
portavoz de Antamina, Martín Calderón Uceda, dijo que el personal que
salió de la mina fue puesto en cuarentena y que se están realizando
exámenes. Antamina señaló además que ha realizado 600 pruebas por
COVID-19, con 210 positivos.
Los
obstáculos para reanudar la actividad minera podrían expandirse a
Chile, Burkina Faso, Estados Unidos y otros países, donde los mineros
tienen demandas parecidas, lo que constituye una amenaza para el
suministro global de metales.
La
mayoría de los mineras globales no detuvieron las operaciones a cielo
abierto en medio de la pandemia porque se las considera una actividad
económica esencial.
En
Brasil, Vale SA está utilizando cámaras térmicas para medir la
temperatura corporal de los trabajadores, mientras que Barrick Gold
almacena kits de pruebas de anticuerpos y Rio Tinto
presiona a los trabajadores para que pasen semanas en las minas para no
exponerse al virus al irse a casa de forma más habitual.
A pesar de estos pasos, los mineros están inquietos.
"En
cualquier parte de una mina hay muchas personas circulando, al igual
que en una sala de control o en una fundición", dijo un trabajador de la
chilena Codelco, la minera de cobre más grande del mundo.
"No sabes quién está sano y quién no".
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