NUEVA YORK.- Una parada en la gran
tienda por departamentos Macy's a dos manzanas del Empire State Building
suele ser parte de la lista de actividades de los turistas en Nueva
York. Pero los visitantes podrían tener que buscar otro templo de
compras en el corazón de Manhattan cuando pase la pandemia.
Macys',
propietaria también de la marca Bloomingdale's, lucha por sobrevivir,
como muchas grandes tiendas obligadas a cerrar sus locales y enviar al
seguro de desempleo a miles de empleados.
El impacto causado por la crisis sanitaria es tan violento que muchos expertos se preguntan incluso si lograrán recuperarse.
Las
ventas de tiendas de ropa y accesorios cayeron a la mitad (-50,5%) en
marzo según el Departamento de Comercio, en medio de medidas de
confinamiento para combatir la pandemia que podrían empeorar la
situación en abril.
"Habrá quiebras" pues "no
se necesitan tantas grandes tiendas, ni tiendas tan gigantescas",
consideró Robert Burke, experto especializado en Robert Burke
Associates.
Cuando debería concentrarse en las colecciones para el
verano boreal, Macy's está más ocupada en levantar miles de millones de
dólares para mantenerse a flote, según fuentes bancarias.
La
célebre cadena de tiendas tuvo que enviar a paro técnico (paro de
actividades sin despido) a la mayoría de sus 130.000 empleados tras
cerrar todas sus tiendas.
"Perdimos la mayoría de nuestras ventas", explicó Macy's, que además congeló las nuevas contrataciones y anuló pedidos.
Con
muchos consumidores sin empleo -26 millones de personas se inscribieron
a los subsidios por desempleo en cuatro semanas desde mediados de marzo
en Estados Unidos- no es seguro que la firma se recupere.
La
agencia calificadora S&P rebajó la nota crediticia de Macy's por
considerar que la prolongación del distanciamiento social amenaza a esta
empresa.
Una catarata de quiebras no puede excluirse si las boutiques siguen cerradas en los meses que vienen.
Las tiendas JC Penney y Nordstrom podrán resistir financieramente por unos ocho meses, calculó la consultora Cowen.
Peor
es el caso de Kohl's, que tiene cinco meses de resto financiero,
mientras que otras marcas conocidas como Lord & Taylor ya explora
opciones de reestructuración.
Bajo una enorme deuda, la gran
tienda de lujo Neiman Marcus, también propietaria de Bergdorf Goodman,
podría ser la primera pieza del dominó en caer.
Recientemente pagó
un vencimiento, pero según S&P "la empresa no honrará futuros
vencimientos y buscará reestructurarse fuera o en los tribunales".
En
Estados Unidos el capítulo 11 de la ley de quiebras permite a las
empresas reformarse, muchas veces a expensas de miles de empleos, sin la
presión de sus acreedores.
Símbolos de la
sociedad de consumo, estas tiendas fueron el corazón de los centros
comerciales enormes o "malls" que pulularon en Estados Unidos hasta la
explosión del comercio en línea.
Su declive, desde hace una década, se vio profundizado por el éxito de Amazon y de la "fast fashion" (H&M y Zara).
En
ese marco, apostaron al e-commerce para reinventarse, utilizaron
espacios de sus grandes locales para cursos de yoga, rincones de
belleza, bares; pero las ventas in situ son el centro de su negocio.
En
2019 quebró Barneys, referencia histórica de la moda masculina en Nueva
York, mientras que Sears es controlado actualmente por un fondo de
inversiones.
L Brands, propietario de la famosa marca de lencería
Victoria's Secret, anunció un recurso judicial contra un fondo que la
compró en febrero, luego de que el comprador anunciara su voluntad de
anular el acuerdo.
El paisaje post crisis es el de un sector
compuesto por menos locales grandes, estima Robert Burke, con las marcas
buscando nuevos canales de venta.
"Es el momento para las grandes tiendas de pensar en fusiones", aconsejó en un reporte del mes de abril la consultora Mckinsey.
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