MADRID.- El Banco Central Europeo (BCE) hará lo que sea necesario para evitar una
fragmentación de la zona euro. Esta es la posición que ha asumido
Christine Lagarde, presidenta de la institución, tras recoger el guante
de su predecesor, Mario Draghi, y su famoso 'whatever it takes' de 2012.
Pero, aunque la francesa admitió recientemente que la autoridad
monetaria "explorará todas las opciones", describe ahora ciertas líneas
rojas para esos estímulos, según analiza hoy Expansión.
En varias cartas enviadas a miembros del Parlamento Europeo, Lagarde
cierra la puerta a la financiación directa del BCE de los déficits de
los Estados a través de la compra de su deuda en el mercado primario.
Asimismo, señala que el famoso helicóptero de dinero, que consiste en la
entrega directa de liquidez a ciudadanos y empresas sin utilizar a la
banca como intermediaria, "no se ha discutido en el Consejo de Gobierno"
y entraña una importante complejidad.
En cuanto a la financiación de déficits, la presidenta del BCE
recuerda que "está prohibido por el artículo 123 del Tratado de
Funcionamiento de la Unión", algo que no está en su mano modificar, y
que se determinó así para "estimular la disciplina presupuestaria". Esta
medida ha vuelto a debatirse después de que el Banco de Inglaterra
aceptase monetizar la deuda de Reino Unido por la crisis del
coronavirus. Aunque no se puede llevar a cabo compras directas, el BCE
si adquiere bonos soberanos de los diferentes países en el mercado
secundario e incluso ha levantado los límites
En lo que respecta al famoso helicóptero de dinero, Lagarde da a
entender que se trata de una herramienta que todavía está muy verde
pues, "en muchos casos, las propuestas realizadas no tienen en cuenta
completamente las complejidades legales, contables y operativas ni
proporcionan un extenso análisis de sus costes y beneficios, así como de
su impacto monetario".
Al menos por el momento, parece que el BCE seguirá utilizando las
herramientas que ya tiene sobre la mesa para combatir el impacto
económico del coronavirus, es decir, los tipos de interés negativos, los
programas masivos de compra de deuda y las inyecciones de liquidez a la
banca. Sobre este terreno, además, aún se abren posibilidades todavía
no exploradas, como la compra de bonos con calificación crediticia high
yield, la adquisición de deuda bancaria o la compra de acciones.
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