La denuncia franco-alemana de responsabilidad por omisión culpable al
omitir información sobre la magnitud del daño sufrido en sus
manipulaciones secretas del Coranovirus, omisión que privó al mundo del
margen temporal necesario y suficiente para una defensa, adecuada y
proporcional, al rango del problema sobrevenido en términos de pandemia
literalmente planetaria, tal como, pronto, ha venido a demostrarse en su
desarrollo pluricontinental.
El pronunciamiento crítico franco-alemán frente a China abre una
nueva óptica, cabe decir, en el orden de las relaciones internacionales
respecto al medio ambiente en el ámbito global. El clima, como premisa,
no resulta solamente del curso espontáneo del medio natural.
El peso de
la mano humana, como el caso de la manipulación china ha venido a
ejemplificar, es capaz, en los supuestos menos felices y para los
efectos más negros, de alterar radicalmente las condiciones mismas para
la vida del hombre.
El Coronavirus trasegado en laboratorios de China, en ellos sin
control; desde los mismos fugado y más allá de sus fronteras llegado,
fuerza la revisión de la idea misma de Cambio Climático, porque ajeno
ello mismo al cambio espontáneo e involuntario del medio natural, altera
la idea y torna estéril el esfuerzo humano por preservar el equilibrio
espontáneo de la Naturaleza.
Un asunto, en fin, agravado por la ocultación china de lo sucedido en
sus Laboratorios. Determinante ello mismo de la interpelación conjunta
de los Gobiernos de Alemania y Francia.
(*) Periodista y abogado español
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