BRUSELAS.- Aunque es poco probable que el aumento de la deuda en la eurozona debido
a la pandemia de COVID-19 dé pie a otra crisis, las grandes diferencias
en los niveles de endeudamiento de los distintos países en su intento
por salir de la recesión podría poner a prueba su unidad seriamente.
El Fondo Monetario Internacional prevé que la deuda de los 19 países
que comparten el euro se dispare este año en más del 13% del PIB
europeo, hasta el 97%, ya que los confinamientos en toda Europa
provocarán una contracción sin precedentes del 7,5% en la zona euro. Sin
embargo, a pesar del enorme endeudamiento previsto, el efecto sobre los
rendimientos ha sido hasta ahora pequeño.
Los intereses de la
deuda de Italia, España, Grecia o Portugal, países ya muy endeudados,
han subido entre 40 y 50 puntos básicos, gracias a la compras masivas de
bonos por parte del Banco Central Europeo.
“Como el BCE está
literalmente saneando todo el mercado secundario (...) el riesgo de una
crisis de deuda soberana es cercano a cero”, dijo el economista de Saxo
Bank Christopher Dembik, una opinión que comparten muchos economistas y
dirigentes.
La mayor diferencia
en comparación con la crisis de la deuda de la zona euro de 2010-2012 es
el BCE. Entonces, no hubo una promesa incondicional del BCE de hacer
“lo que sea necesario” para apoyar al euro. Tan pronto como la hubo, a
mediados de 2012, la crisis terminó.
Tampoco existía el plan de
Transacciones Monetarias Directas del BCE para la compra ilimitada de
bonos soberanos ni un experimentado fondo de rescate con una capacidad
de préstamo no utilizada de 410.000 millones de euros, listo para
prestar a bajo precio y prácticamente sin condiciones.
No
obstante, más que el pánico en los mercados, lo que preocupa a
inversores y responsables de la zona euro es el hecho de que el sur
tendrá que recuperarse de la recesión cargando con una enorme deuda, a
diferencia del norte.
El principal riesgo es político: para
mantenerse intacta, la zona euro no debe permitir que los partidos
nacionalistas y euroescépticos del sur aprovechen las dificultades de la
recuperación con enormes niveles de deuda y pongan a la opinión pública
en contra de la UE, según los economistas.
“El
BCE puede comprar muchos bonos italianos, pero no puede convencer a los
mercados de que Italia quiere permanecer en el euro para siempre”, dijo
Holger Schmieding, economista jefe del banco Berenberg.
“El
riesgo de que un futuro Gobierno italiano quiera dejar el euro es algo
que el mercado está observando. No se trata de los detalles, sino del
riesgo de una reacción política negativa”, dijo.
Esta reacción
podría manifestarse en un resentimiento popular en Italia por su
capacidad relativamente limitada para responder a la epidemia en
comparación con Alemania o Países Bajos.
La
respuesta fiscal inmediata de Alemania a la pandemia fue casi siete
veces mayor que en Italia, donde la crisis ha sido más dura, dijo al
Parlamento Europeo el presidente de los ministros de finanzas de la zona
euro, Mario Centeno, añadiendo que tal “fragmentación” socava el
mercado único y el euro.
Y sin embargo, las futuras diferencias
de deuda serán grandes. El FMI prevé que la deuda griega se dispare casi
22 puntos porcentuales, hasta el 200% del PIB este año, que la italiana
se dispare casi 21 puntos hasta el 156% y que la española se dispare 18
puntos hasta más del 113%. Francia, Portugal y Bélgica también se verán
muy afectadas.
Por el contrario, se prevé que Alemania aumente
su deuda solo 9 puntos, hasta el 69%, y que en Países Bajos aumente 10
puntos, hasta el 58%. Austria, Finlandia, Eslovaquia y los países
bálticos experimentarán aumentos similares o ligeramente mayores, pero a
niveles mucho más bajos que los estados del sur.
“Apostaría 100
euros a que no volverá a producirse una crisis de deuda en los próximos
uno o dos años”, dijo el economista de ING, Carsten Brzeski, señalando
la firme voluntad política de la zona euro de evitar semejante crisis
cuando todas sus economías están sufriendo la epidemia.
“Sin
embargo, probablemente también apostaría otros 100 euros a que volverá
una crisis existencial de la zona euro. Hasta cierto punto, la
‘coronacrisis’ es un acelerador. Traerá de vuelta la pregunta
fundamental sobre cuál es la estrategia correcta y cómo hacer frente a
una deuda pública elevada”, dijo.
“La
crisis actual conducirá a una nueva divergencia económica entre el
norte y el sur. El sur se verá más afectado por la crisis y el norte
saldrá de la crisis más rápido y con más fuerza”, dijo Brzeski.
El
tema está en el centro de los debates que los líderes de la UE
celebrarán el jueves sobre cómo asegurar la igualdad de oportunidades
para que las economías se recuperen, dados los puntos de partida
radicalmente diferentes en materia de endeudamiento público. Lo que está
en juego es el mayor activo de la UE: un mercado único de 450 millones
de consumidores que no puede funcionar bien si las diferencias entre los
países son demasiado grandes.
“Existe el riesgo de que la crisis
actual provoque una mayor divergencia de las bases económicas entre los
países de la zona euro”, dijo Reza Moghadam, economista jefe de Morgan
Stanley.
Las
soluciones adoptadas hasta ahora no han logrado abordar el problema de
la sostenibilidad de la deuda en los países de gran endeudamiento como
Italia y de la “fragmentación” de la zona del euro: diferentes tasas de
crecimiento, productividad, desempleo o préstamos bancarios, según
Moghadam.
Para evitar tal divergencia, la UE está buscando ideas
para evitar una acumulación masiva de deuda en el sur y, al mismo
tiempo, eludir una mutualización de la deuda o transferencias
consideradas inaceptables en Berlín, La Haya, Viena o Helsinki.
“Ciertamente
existe un riesgo muy real de que se produzcan graves tensiones
políticas entre el norte y el sur, tanto a medio como a corto plazo”,
dijo un alto cargo de la zona euro.
“Los niveles de deuda son
aquí el principal problema, porque subirán mucho en todas partes, pero
para el sur el aumento será más crítico y por lo tanto limitará mucho su
margen de maniobra en los próximos años”, dijo esta fuente.
Para
evitar que la deuda se acumule en el sur, algunos, como España, piden
subvenciones: dinero que tomaría prestado toda la UE, pero que luego
sería transferido a los más necesitados atendiendo el pago de los
intereses a través de, por ejemplo, un impuesto de la UE a la polución.
“Si
llegamos a un acuerdo para dar parte de la ayuda financiera en forma de
subvenciones, esto haría que la emisión de deuda fuera menos
problemática”, dijo un segundo alto cargo de la zona euro.
Pero la idea de las subvenciones es tan incendiaria para algunos como la mutualización de la deuda, según las fuentes europeas.
“Esas propuestas de transferencias no van a ninguna parte, con coronacrisis o sin ella” dijo la primera fuente.
“Y
esto, por supuesto, hará a Italia, España, Portugal y Francia muy
infelices, y ahí lo tendrás entonces: las tensiones políticas en aumento
una vez más.”
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