SINGAPUR.- Hacinados en pequeñas habitaciones y en condiciones insalubres, la
COVID-19 se ha propagado rápidamente por los barracones para obreros
extranjeros no cualificados y ha triplicado en solo una semana los casos en la acomodada Singapur, que hasta ahora era un modelo sobre la contención de la pandemia.
En estos barracones, alejados del lujoso centro de la metrópoli y con habitaciones compactas donde conviven hasta 20 personas, se detectaron 1.091 de los 1.111 nuevos casos confirmados de este martes.
“El incremento de los infectados en los dormitorios de trabajadores es un problema serio. Para aplacarlo hemos realizado test masivos, incluso a las personas que no mostraban ningún síntoma de enfermedad“, dijo el primer ministro, Lee Hsieng Loong, durante un discurso televisado.
La ciudad-Estado es el país del Sudeste Asiático con mayor número de infectados confirmados, con un total de 9.125 enfermos, aunque ha logrado mantener bajo control los decesos (un total de 11).
El principal foco de infección del actual rebrote del virus se
localizan en las pobres viviendas de chapa y madera donde residen más de
200.000 trabajadores sin cualificación procedentes en su mayoría del
sur de Asia, según reconocen las autoridades locales.
Ejemplo para la OMS
La próspera ciudad-estado, uno de los primeros países en detectar la
COVID-19 fuera de China -origen de la pandemia-, actuó con rapidez para
restringir las conexiones con los países más afectados y logró con
eficiencia y ayudado por la tecnología rastrear los movimientos de los
infectados, entre otras medidas por las que llegó a ser citada como ejemplo por la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, el 7 de abril -cuando contaba con menos de 1.500 casos- se vio abocada a dar un paso más estricto e impuso el cierre a todos los negocios no esenciales,
lo que excluye a la gran mayoría de los residentes en estos dormitorios
quien están empleados en el sector de la construcción y limpieza.
“El rastreo de contactos sugiere que son comunes las transmisiones en los lugares de construcción, lo que puede haber contribuido al aumento de casos”,
apunta en un comunicado la oenegé Transient Workers Count Too (TWC2),
dedicada a defender los derechos de los migrantes en Singapur.
TWC2 apunta que la gran mayoría de todos los infectados en Singapur
son obreros con permisos de trabajo temporal y critica la política de
confinamiento impuesta por las autoridades singapurenses en estos
dormitorios, donde en ocasiones comparten un reducido habitáculo
personas sanas e infectadas -ya sean asintomáticas o con síntomas
leves-.
Distanciamiento social
“El confinamiento masivo en dormitorios es una estrategia arriesgada
(…) Como es bien sabido, dichos alojamientos están diseñados para una
densidad muy alta. El distanciamiento social es imposible cuando muchos
trabajadores permanecen en la misma habitación”, recuerda TWC2.
Singapur, donde un tercio de su población total de 5,6 millones de habitantes procede del extranjero, depende casi exclusivamente de la mano de obra foránea para los trabajos menos cualificados.
De un total de 43 dormitorios, al menos 17 han sido identificados como focos de infección
y nueve de ellos -donde residen unas 50.000 personas- han sido
designados como “zonas de aislamiento” en las que los residentes ni
siquiera pueden salir de sus habitaciones, apunta el Ministerio de
Salud.
En estos barracones ya se registraron epidemias de enfermedades con
anterioridad, como un brote de varicela en 2008 o focos de contagios por
tuberculosis, denge y zika, recuerda TWC2.
Vulnerabilidad de los trabajadores
La organización garante de derechos además incide en la vulnerabilidad laboral en la que se encuentran muchos de estas personas.
“Las políticas de algunas empresas permiten imponer multas, de hasta
un salario diario, a los trabajadores que no se presentan al puesto.
Hemos recibido denuncias de empleadores que se niegan a reconocer la
baja médica de más de uno o dos días de duración”, denuncia la oenegé.
“Tales medidas desalientan a los trabajadores de acudir al médico cuando están enfermos“, remarca TWC2.
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