MÉXICO.- El
banco central de México entregó un segundo recorte de tasas de interés
de emergencia y prometió medidas para impulsar la liquidez, en medio de
una recesión inminente causada por el brote de coronavirus y una caída
en los precios del petróleo.
El
Banco de México redujo la tasa de referencia en 50 puntos básicos a un
mínimo de tres años de 6% en una reunión no programada el martes. Las
autoridades ya habían sorprendido a los mercados con un recorte de medio
punto porcentual el 20 de marzo.
La
decisión de repetir una reducción de tasas no programada por parte de
uno de los bancos centrales más agresivos del mundo refleja la
incertidumbre que rodea a la economía mexicana. Los economistas
pronostican que el producto interno bruto se contraerá 5% este año, y
algunos de los principales bancos predicen una caída de hasta 9%.
“Considerando
los riesgos derivados de la pandemia de COVID-19 para la inflación, la
actividad económica y los mercados financieros, se plantean retos
importantes para la política monetaria y para la economía en general”,
dice la declaración. “Los efectos negativos en la actividad económica
interna como resultado de la pandemia pueden conducir a una contracción
importante de la actividad económica”.
El
recorte era ampliamente esperado, y el peso mexicano se mantuvo sin
cambios después de la decisión; los mercados han asimilado precios para
nuevas reducciones de tasas en el futuro.
“Ya
esperábamos un recorte antes de la reunión de mayo y debería señalarse
que no dice que la próxima será cancelada”, dice la analista de BBVA en
Ciudad de México Claudia Ceja. “Podríamos esperar un recorte adicional
pronto”.
El
banco central también anunció una serie de movimientos sin precedentes
para comprar valores y respaldar la liquidez del mercado financiero. En
total, las medidas totalizaron 750.000 millones de pesos, o 3,3% del
producto interno bruto, dijo el banco central.
Aún
así, las medidas de Banxico apuntan principalmente a aumentar la
estabilidad del mercado y reducir las distorsiones, evitando una
respuesta de flexibilización cuantitativa vista en los mercados
desarrollados.
“Todo
se centra en mantener los mercados funcionando sin problemas en lugar
de estimular”, asegura Christian Lawrence, estratega de Rabobank en
Nueva York.
Las
medidas incluyeron la apertura de ventanillas te intercambio temporal
de garantías, Facilidad de Reporto de Títulos Corporativos (FRTC) y
coberturas cambiarias liquidables por diferencia en dólares de EE.UU.
con contrapartes no domiciliadas en el país, en un intento por reducir
la volatilidad del peso observada durante el horario de operaciones de
Asia y Europa.
Para muchos, el alcance del programa del banco central es suficiente para generar optimismo.
“Se
ven bien, mejor de lo que se anunció la última vez”, dice Ceja de BBVA.
“La cantidad es mayor y están cubriendo varios frentes”.
Anteriormente,
el país ha tomado medidas para aumentar la liquidez en el mercado de
divisas –ya que el peso se ha depreciado más de 20% este año– incluida
la venta de créditos denominados en dólares financiados por una línea de
permuta con la Reserva Federal dos veces.
Hasta
ahora, la respuesta monetaria de México aún no ha sido seguida por una
gran respuesta fiscal de la Administración del presidente Andrés Manuel
López Obrador. El presidente rechazó la idea de rescates para las
grandes empresas de México, mientras los efectos del coronavirus
continúan afectando las perspectivas económicas de la nación.
La
propagación del coronavirus y la caída del petróleo que la acompaña ha
llevado al peso mexicano, la moneda más negociada de América Latina, a
perder más de 29% de su valor desde el comienzo del año.
El viernes,
Moody’s Investors Service rebajó la calificación soberana del país y la
compañía petrolera estatal Petróleos Mexicanos, citando la debilidad del
país frente a las conmociones mundiales. La decisión de Moody’s siguió a
S&P Global Ratings y Fitch Ratings, que ya habían rebajado la
calificación crediticia de México.
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