MÉXICO.- Solo, en el palacio
presidencial de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador
anunció un plan económico ante la emergencia por el nuevo
coronavirus basado en sus ya conocidos mantras: la austeridad y los
programas sociales.
La solitaria imagen del mandatario sirvió
como metáfora del alejamiento que tiene con los empresarios del país,
una relación tóxica que la pandemia de COVID-19 parece haber agravado.
El empresariado había reclamado al gobierno políticas
fiscales contracíclicas para enfrentar la caída promedio de 4% que se
estima tendrá este año la economía mexicana, la segunda mayor de
Latinoamérica después de Brasil.
En su lugar, López Obrador
ofreció el mismo repertorio económico y mantuvo los proyectos de una
refinería en el sur del país, un tren turístico y el nuevo aeropuerto
para Ciudad de México.
Más aún, criticó de nuevo el llamado "modelo neoliberal" que, dijo, genera desigualdad y corrupción.
"No
anunció ningún nuevo plan económico y ningún ajuste, lo que decepcionó a
los dueños de negocios que esperaban más apoyo", señaló el Bank of
America en un reporte a clientes tras los anuncios.
"Enfáticamente rechazó medidas contracíclicas y emitir más deuda, planea seguir haciendo lo mismo", agregó.
El
peso mexicano registró un nuevo mínimo histórico frente al dólar tras
el anuncio y la reacción de los empresarios no se hizo esperar.
"En
plena emergencia, leyó una pieza de divulgación ideológica, embistiendo
fantasmas del pasado y abandonando su deber como Jefe de Estado para la
Nación", opinó en su cuenta de la Twitter el presidente de la Coparme
-gremial empresarial usualmente crítica del gobierno-, Gustavo de Hoyos.
Es
"una respuesta incompleta ante la dimensión de la crisis que
enfrentamos", expresó por su lado el poderoso Consejo Coordinador
Empresarial (CCE). "No pedimos reducción de impuestos ni privilegios ni
concesiones", agregó.
Los líderes del CCE se habían reunido la
semana pasada con el mandatario para plantearle, entre otras medidas,
diferir el pago de impuestos y garantizar créditos a través de la banca
privada a pequeñas y medianas empresas.
Sin embargo, este lunes,
López Obrador endureció su postura en su habitual conferencia matinal:
"Lo que quieren es un banderazo de salida para de nuevo instaurar la
corrupción en México", sentenció, asegurando además que su plan será un
modelo a seguir para otros países.
El
plan económico por el coronavirus es el último de una serie de
desencuentros entre López Obrador y el empresariado, que comenzó cuando
el mandatario anunció la cancelación de la construcción de un nuevo
aeropuerto para Ciudad de México, valuado en 13.000 millones de dólares.
López Obrador tomó la polémica decisión tras una consulta
ciudadana en 2018, lo que generó una ola de desconfianza entre
inversionistas.
El mismo ejercicio se repitió en marzo pasado,
cuando habitantes del norte de México rechazaron la construcción de una
planta cervecera de 1.400 millones de dólares.
Para los
especialistas, la incertidumbre que generan las políticas de López
Obrador ha frenado la inversión e influyó en la caída de 0,1% que tuvo
la economía en 2019, la primera en una década.
Aunque el
mandatario se ha reunido con el sector privado en más de una ocasión y
ha reconocido su importancia, la inversión no ha fluido y la economía ya
enfrentaba un panorama complicado antes de la crisis por el
coronavirus.
El plan de López Obrador para contrarrestar los efectos del coronavirus contrasta con lo que han hecho otros países.
Por
ejemplo, Perú anunció el viernes que garantizará créditos a la banca
por un monto global de 8.500 millones de dólares para que puedan pagar a
trabajadores y proveedores.
Los analistas señalan que la falta de acciones más contundentes provocará un impacto todavía mayor sobre la economía.
"No
ayudar a la gente y a los negocios directamente golpeados por las
medidas para contener el coronavirus empeorará la contracción económica y
limitará la capacidad de la economía de rebotar una vez que pase la
emergencia", señaló el Bank of America, que la semana pasada pronosticó
un desplome de 8% del PIB local este año.
Marco Oviedo,
economista para América Latina de Barclays, dice que el gobierno debería
enfocarse en los sectores que resultarán más golpeados.
"Tener
quizá un diferimiento de impuestos o apoyos directos que permitan no
hacer despidos", propone el experto.
"No hay empresa que pueda
sobrevivir con un ingreso cero por varias semanas", concluye Oviedo.
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