PARÍS.- Los franceses dieron la
espalda a las urnas este domingo, en la primera vuelta de unos comicios
municipales que se celebraron en un contexto inédito y en un país
semiparalizado por la epidemia del coronavirus.
Entre los cerca de
48 millones de electores llamados a elegir a sus alcaldes, sólo la
mitad acudieron a las urnas, según las primeras estimaciones.
Según un sondeo, el 39% de las personas que renunciaron a votar lo hicieron por temor al coronavirus.
Este nuevo récord es "absolutamente increíble", estimó Brice Teinturier, director de la encuestadora Ipsos.
La abstención fue casi 20 puntos mayor que la registrada en los precedentes comicios municipales de 2014.
Esta
cifra récord plantea dudas sobre si se mantendrá la segunda vuelta,
prevista en una semana, sobre todo con una epidemia que se expande a una
velocidad imprevisible.
Francia, tercer foco en Europa del nuevo coronavirus
después de Italia y España, registró en las últimas 24 horas más de 900
nuevos contagios y 36 nuevos fallecimientos, llevando el total a 5.400
infectados y 127 decesos.
Varios responsables políticos, entre
ellos la jefa de la extrema derecha Marine Le Pen o el líder del partido
ecologista Yannick Jadot, llamaron expresamente a Macron a aplazar la
segunda ronda debido a la severidad de la pandemia.
Según el
constitucionalista Didier Maus, si se aplaza la
segunda vuelta de los comicios, los resultados de la primera ronda
serían anulados.
"Es un verdadero problema legal", explica Anne
Jadot, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Lorraine.
"¿Qué hacemos con los candidatos elegidos en la primera ronda? ¿Se
vuelve a votar, incluso en estos casos?", se interroga la especialista,
que explica que hay "un fuerte riesgo de litigio electoral".
Pese al cierre de sus
escuelas, restaurantes, museos, cafés y comercios no indispensables,
Francia decidió, contra todo pronóstico, mantener sus elecciones de este
domingo.
Debemos "asegurar la continuidad de la vida democrática y
de las instituciones", urgió el presidente, Emmanuel Macron, que
aseguró haber tomado esta decisión tras haber consultado a científicos,
que estimaron que "no hay nada que impida a los franceses, incluso a los
más vulnerables, ir a las urnas".
En la entrada de los 35.000 centros electorales del país
se puso a disposición de los votantes gel antiséptico para que se
pudieran desinfectar las manos antes de depositar sus votos y se colocó
cinta adhesiva en el suelo para que mantuvieran entre ellos una
distancia de seguridad de al menos un metro.
"¡Si respetamos las
consignas y nos lavamos las manos antes y después, no hay por qué tener
miedo!", estimó Vanessa Bouissou, de 40 años, que desafío la psicosis
general y fue a votar en un centro electoral del sur de París.
Frente
a un centro electoral en Escames, una pequeña localidad rural al norte
de París particularmente afectada al inicio de la infección, un paquete
de guantes quirúrgicos y una botella de gel antiséptico daban la
bienvenida a los electores.
"Prácticamente todos los electores
trajeron su propio bolígrafo para votar" para limitar los contagios,
contó Daniel Mooser, un comerciante jubilado de 74 años, encargado de
recibir las firmas de los sufragantes.
Para la alcaldía de París,
la joya de la corona de los comicios municipales franceses, la regente
saliente, la franco-española Anne Hidalgo, quedó líder en la primera
vuelta, con el 30% de los votos, según las primeras estimaciones.
La
candidata socialista superó a la exministra de Justicia de Nicolas
Sarkozy, la conservadora Rachida Dati (22%), y a la candidata del
presidente Emmanuel Macron, Agnès Buzyn, rezagada en tercer puesto con
el 17% de los sufragios.
El primer ministro, Edouard Philippe,
candidato en la ciudad portuaria de Le Havre, su feudo electoral,
terminó primero, con el 43,60% de los sufragios, delante de la lista
comunista, según resultados definitivos.
Una derrota en la segunda vuelta pondría en peligro su puesto a la cabeza del ejecutivo.
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