PARÍS.- La lista de países que
deciden confinar a sus ciudadanos crece cada día, el último de ellos fue
el Reino Unido, pero pese a haber más de 1.800 millones de personas en
el mundo sometidas a una gigantesca cuarentena, la pandemia del
coronavirus sigue matando y avanzando de forma inexorable.
"A
partir de esta noche debo dar a los británicos una instrucción muy
simple: deben quedarse en casa", anunció el primer ministro, Boris
Johnson, confinando al país al menos tres semanas para frenar el
coronavirus, que provocó en el Reino Unido 335 muertos y 6.650 casos
confirmados, aunque los posibles infectados se estiman en al menos
55.000.
La pandemia "se acelera" de manera "desgarradora", pero se
puede "cambiar su trayectoria", dijo el lunes la Organización Mundial
de la Salud (OMS), pidiendo más pruebas de diagnóstico y más cuarentenas
para ponerle freno.
El nuevo coronavirus ha provocado más de
16.000 muertes en el mundo desde que surgió en diciembre en China, más
de 10.000 de ellas en Europa, según los cálculos basados en cifras oficiales.
Además, más de 360.000 personas se
han contagiado, según los casos diagnosticados, aunque la cifra real es
sin duda mucho más alta.
La pandemia no conoce fronteras. Al otro
lado del Atlántico el balance ha aumentado en Estados Unidos y la
preocupación es grande en Nueva York, cuyo alcalde, Bill de Blasio,
pidió urgentemente "centenares de respiradores" y "millones de
máscaras".
Estados Unidos, volverá a abrirse "muy pronto" al mundo
de los negocios, afirmó sin embargo el presidente Donald Trump el lunes
por la noche. "Mucho antes de tres o cuatro meses como alguien ha
sugerido. Mucho antes. No podemos dejar que el remedio sea peor que el
problema".
Después de haber restado importancia a la amenaza,
Trump se presentó como el presidente unificador de un país "en guerra" y
ahora multiplica los mensajes ambiguos. Sus últimas declaraciones
parecen encaminadas a detener el viento de pesimismo que sopla sobre la
economía estadounidense y mundial.
Pese al aumento de casos -573
muertos y 41.000 infectados- los demócratas y republicanos no lograron
ponerse de acuerdo en un plan de estímulos y aunque la Reserva Federal
(Fed) anunció el lunes ayudas masivas a empresas, los mercados mundiales
permanecieron insensibles: el Dow Jones y las bolsas europeas cayeron.
El
martes, por el contrario, la bolsa de de Hong Kong abrió con una subida
de más del 3%, y los precios del petróleo progresaban en los mercados
asiáticos.
Con 6.000 muertes, Italia es un espejo donde nadie
quiere mirarse. Se registraron 600 muertos en las últimas 24 horas, un
balance desolador, pero inferior a los registrados el sábado y el
domingo. El país se aferra a estos datos y quiere creer que puede ser el
inicio del retroceso de la pandemia.
"Todavía no es el momento de
cantar victoria, pero vemos una luz al final del túnel", comentó Giulio
Gallera, responsable de Salud en el gobierno regional de Lombardía
(norte).
En
Italia, en Francia y en otros países del mundo se han decretado medidas
más estrictas para el confinamiento de la población, con el
convencimiento de que son el mejor antídoto contra la pandemia.
A quienes no respetan las restricciones se les amonesta, se les multa y en algunos países se les lleva a la cárcel.
"Ya basta", lanzó el primer ministro canadiense, indignado por la falta de civismo de algunos de sus compatriotas.
Lo
mismo ocurría en Bolivia, donde las autoridades mostraban su
preocupación al ver que los ciudadanos seguían saliendo a la calle casi
normalmente pese a la cuarentena decretada.
"Si los bolivianos no
tomamos en serio esto, no nos va a matar el virus, nos va a matar la
estupidez", dijo el ministro boliviano de Obras Públicas, Iván Arias.
En
España, segundo país más afectado en Europa por la COVID-19 después de
Italia, la epidemia no retrocede y el número de muertos ya supera los
2.000. De ese total, 462 se registraron en las últimas 24 horas, el día
más mortífero desde que comenzó la epidemia. El gobierno repite que los
días más duros están por venir.
Las autoridades convirtieron una
pista de hielo de un centro comercial en Madrid en morgue para almacenar
cuerpos de fallecidos a causa del coronavirus. Por otra parte, la
ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció que el ejército había
encontrado en residencias de ancianos "a mayores absolutamente
abandonados, cuando no muertos en sus camas".
El
secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lanzó un llamado "a un
alto el fuego inmediato y global" para preservar a los civiles de los
países en conflicto ante la pandemia por coronavirus.
Siria
reportó su primer caso de la COVID-19, en un país que ya ha sufrido 10
años de guerra, y se han notificado contagios en otros lugares
conflictivos como República Democrática del Congo y Afganistán.
Uno
a uno, los Estados parecen rendirse a la evidencia: esta crisis
sanitaria será larga y la primera vacuna, según los grandes grupos
farmacéuticos, no estará disponible antes de 12 o 18 meses.
Mientras
tanto, el remedio más eficaz parece ser lavarse las manos con agua y
jabón y mantener la distancia con los demás, dos requisitos complicados
en los lugares más pobres del mundo.
"Nos dicen que tenemos que
lavarnos las manos todo el tiempo, pero ¿cómo podemos hacerlo si el agua
corriente se corta todo el tiempo?", se preguntaba Vania Ribero,
responsable de una asociación en una favela de Rio de Janeiro.
En
Africa, otra fuente de preocupación para los expertos sanitarios, la
pandemia aún no ha causado estragos, pero cada día más países anuncian
casos o muertes por coronavirus. El lunes, Sudáfrica decretó tres
semanas de confinamiento y países como Senegal o Costa de Marfil
impusieron un toque de queda y declararon el estado de emergencia.
En
China, para prevenir una segunda oleada de contagios por casos
"importados" (74 el martes de 78), los pasajeros de vuelos
internacionales con destino a Pekín tendrán que hacer una escala previa
en otra ciudad china para someterse a exámenes.
En
América Latina, donde hay 4.900 infectados y 65 muertos, muchos países impusieron severas restricciones a la
circulación. Cuba decidió aislar a todos los turistas en sus hoteles y
México anunció el cierre a partir del lunes de museos, teatros, cines y
zonas arqueológicas.
Uruguay y Brasil acordaron cerrar sus pasos
terrestres durante al menos 30 días y Chile empezó a aplicar toque de
queda nocturno, sumándose a medidas similares en Bolivia, Perú y
Ecuador.
En Venezuela, la lucha contra la pandemia se convirtió en
una batalla política y el presidente Nicolás Maduro y el líder opositor
Juan Guaidó se enfrentaron por las cifras de contagiados en el país.
Este
lunes, la Unión Europea dio el visto bueno para suspender las reglas de
disciplina presupuestaria para permitir a los gobiernos aumentar el
gasto público.
La
jefa del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió de que el daño económico
del coronavirus podría acarrear una "recesión al menos tan mala" como la
de la crisis financiera de 2009.
Por último, la pandemia también
podría aplazar los Juegos Olímpicos, previstos en julio en Japón, una
posibilidad que, vista la situación, parece un hecho pero que no ha sido
aún oficializada por el Comité Olímpico Internacional (COI).
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