GINEBRA.-
Los 1.700 altos ejecutivos que empezarán a llegar en las próximas horas
a Davos para participar en el Foro Económico Mundial estarán bajo una
presión moral inédita por el papel de sus compañías en el cambio
climático, el aumento de las desigualdades y la degradación del medio
ambiente, y su escasa voluntad de rendir cuentas por ello.
En
Davos, una apartada localidad de los Alpes suizos conocida por sus
instalaciones y pistas de esquí, estarán reunidos de martes a viernes
los responsables de las firmas que generan el 70 % del volumen de
negocio de las 100 compañías más grande del planeta, y entre ellos los
consejeros delegados de ocho de las diez multinacionales de mayor valor
del mercado.
Esta
aglomeración de ejecutivos es única y se repite cada inicio de año en
la reunión anual que organiza el Foro Económico Mundial (FEM), que este
año ha adaptado su discurso a la urgencia climática y social, criticando
las consecuencias del capitalismo ortodoxo orientado únicamente a la
rentabilidad.
"Muchos
se dan cuenta ahora de que esta forma de capitalismo ya no es
sostenible", ha dicho el fundador del FEM y creador del Foro de Davos,
Klaus Schwab, quien ha atribuido al "Efecto Greta" que solo ahora las
actitudes empiecen a cambiar.
Para
mostrar su sinceridad y que están preparados para encajar críticas más
duras que de costumbre, los organizadores han optado este año por
invitar a activistas sociales que, incluso, reclaman que esta reunión
del Foro de Davos sea la última porque forma parte del sistema que
perpetúa las desigualdades.
"La
clase de multimillonarios debe ser abolida. Las élites económicas no
tienen las soluciones a los problemas que afrontamos, porque ellos son
los causantes de esos problemas", ha dicho la activista y feminista
keniana Njoki Njehu, quien ha sido invitada a participar en el Foro de
Davos.
Njehu
intentará "denunciar la hipocresía desde dentro del foro" y enfatizará
que "las desigualdades no se resolverán desde las frías montañas de
Davos, sino desde las calles de Santiago y de Delhi, donde la gente
protesta activamente".
La
adolescente sueca Greta Thunberg también llegará con un mensaje que
seguramente provocará más de una mueca entre los asistentes, a los que
exigirá que las compañías, bancos, instituciones y gobiernos que
representan detengan "de inmediato" todas sus inversiones y cualquier
tipo de contribución relacionada con las energías fósiles.
"Este
es el mínimo esfuerzo que se necesita para empezar una transición
sostenible rápidamente", ha dicho la activista climática, quien desde
este viernes acompaña una marcha de jóvenes que debía llegar hasta Davos
el martes, pero que no ha recibido la autorización para ello y
finalizará en Klosters, una localidad a 12 kilómetros de la primera.
Tanto
Njehu como Thunberg forman parte de una categoría de líderes sociales
con posiciones más críticas de lo que suele verse en el Foro de Davos,
que este año ha invitado a menos medio centenar de representantes de
organizaciones de la sociedad civil, la mayoría de ellas de alcance
internacional.
"Invitamos a gente que critica al sector empresarial porque sin críticas
no sería una reunión importante. Necesitamos a todas las partes
alrededor de la mesa, esto es vital para el éxito del Foro", comenta el responsable de la comunicación y miembro de la junta directiva de
la organización, Adrian Monck.
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