SIDNEY.- Decenas de miles de personas evacuaron este sábado sus hogares del sudeste de Australia porque se espera que las condiciones meteorológicas empeoren los ya catastróficos incendios forestales. Dejan a sus espaldas ciudades fantasmas que por estas fechas solían estar abarrotadas de turistas.
Se
declaró el estado de emergencia en el sudeste del país, la región más
poblada, y el viernes se dio la orden de evacuar a más de 100.000
personas de tres estados.
"Hoy se trata de salvar vidas", dijo la primera ministra de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian.
"Literalmente
hemos visto salir a decenas de miles de personas", contó el jefe de
bomberos del estado de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons.
"Nuestro
mensaje era que se asegurasen de partir este viernes. Salir mañana es
arriesgarse, esperar media hora más es correr un riesgo mayor", explicó.
Los turistas y habitantes
del sudeste del país se han ido. En las autopistas que conectan las
ciudades costeras con Sídney y otras localidades importantes hay
embotellamientos.
El sábado promete ser un día "largo" y difícil, afirmó Fitzsimmons.
Se esperan temperaturas superiores a los 40 °C y fuertes
vientos que podrían avivar los cientos de incendios forestales que
devoran el país desde hace cuatro meses. La mayoría de estos focos están
fuera de control.
Las
condiciones meteorológicas serán el sábado "idénticas, sino peores a las
que se vivieron en Nochevieja", advirtió Jonathan How, del servicio
meteorológico australiano.
"Los vientos del oeste fuertes y secos
avivarán los incendios actuales", "amenazando a las poblaciones que ya
han sufrido una devastación generalizada", declaró.
El primer
ministro, Scott Morrison, llamó para este sábado a 3.000 reservistas
militares para su despliegue, una movilización sin precedentes.
"Permite
tener a más hombres en el terreno, más aviones en el cielo, más barcos
en el mar", declaró Morrison, criticado por la forma en la que gestionó
la crisis.
Los supermercados, las tiendas y los pubs están
cerrados. Una calma extraña y preocupante reina en Batemans
Bay, una ciudad turística que normalmente bulle de actividad. Está
envuelta en el humo de los incendios de los alrededores.
La única señal de vida es
el centro de acogida para las personas evacuadas, donde cientos de
habitantes obligados a abandonar sus casas han encontrado refugio en
tiendas de campaña y en caravanas, instaladas en un terreno de la
ciudad.
Parece "un campo de refugiados", bromeó una habitante, que se encuentra con su marido.
Mick Cummins, de 57 años, y su esposa huyeron al centro de evacuación cuando el fuego devastó su pueblo en Nochevieja.
"Pensamos:
es demasiado duro para nosotros, vámonos. Fuimos a la playa y las
llamas infernales llegaron a la colina", explicó. "Estuve aquí
durante los incendios de 1994. Pensé que era difícil. Era solo una
barbacoa".
Desde el comienzo de la
temporada de incendios en septiembre, al menos 22 personas han muerto,
dos de ellas en Kangaroo Island, cerca de Parndana, atrapadas por las
llamas que rodeaban su vehículo, afirmaron este sábado las autoridades.
Otras
decenas están desaparecidas y más de 1.300 casas han quedado reducidas a
cenizas. Ha ardido una superficie equivalente al doble de Bélgica.
Los
incendios también fueron mortíferos para la vida silvestre y
destruyeron casi todo el parque nacional de Flinders Chase, en Kangaroo
Island, que alberga canguros y koalas, informaron las autoridades.
"Habrá
pérdidas muy importantes para la vida silvestre en la isla", lamentó el
primer ministro del estado de Australia Meridional, Steven Marshall.
En la pequeña ciudad de Mallacoota, la armada australiana evacuó el viernes a 1.000 habitantes y turistas rodeados de llamas.
El primero de los dos buques militares fletados para rescatarlos llegó a cerca de Melbourne este sábado de madrugada.
Eloise
Givney, de 26 años, logró escapar bajo escolta policial tras pasar,
junto con otras personas, cuatro días sin electricidad, teléfono o
internet.
"Las llamas se acercaron a hasta 50 metros de nosotros.
Tuvimos que conducir entre ellas porque era la única forma de salir",
contó. Llegaban -dijo- a 15 metros de altura a ambos lados de
la carretera. "Estuvimos atrapados sin electricidad durante cuatro días.
Había cinco niños con nosotros pero llevábamos un día sin comida".
Han muerto cerca de 500 millones de animales en el estado australiano de Nueva Gales del Sur en incendios forestales desde septiembre, y la cifra podría aumentar.
Han muerto casi 500 millones de animales
Han muerto cerca de 500 millones de animales en el estado australiano de Nueva Gales del Sur en incendios forestales desde septiembre, y la cifra podría aumentar.
La
investigación, dirigida por Chris Dickman, de la Universidad de Sídney,
dijo que muchos de los aproximadamente 480 millones de mamíferos, aves y
reptiles afectados habrían muerto directamente por los incendios o
indirectamente por la pérdida de hábitat.
“Investigaciones
previas indican que en áreas severamente quemadas, la falta de refugio,
la falta de alimentos y el paso de depredadores invasores (zorros rojos
y gatos salvajes) resulta en una reducción drástica pero indirecta del
número de animales”, dijo Dickman el viernes.
Imágenes
inquietantes de animales nativos australianos heridos o muertos,
incluidos koalas y canguros, han inundado las redes sociales a medida
que los incendios forestales arrasan el sureste de Australia,
destruyendo vastas extensiones de tierra y hogares. El número de muertes
humanas desde que comenzó la temporada de incendios hace meses en el
hemisferio sur es de 20.
Los
koalas se han visto particularmente afectados, según la ministra de
Medio Ambiente, Sussan Ley, quien dijo en la radio local que hasta 30%
de la población en la costa norte central de Nueva Gales del Sur podría
haber muerto.
Mark
Graham, ecólogo del Consejo de Conservación de la Naturaleza, también
destacó la difícil situación de los koalas el mes pasado cuando habló en
una investigación parlamentaria estatal sobre la disminución de la
población.
“Con
el tipo de incendios de rápido movimiento que hemos experimentado, los
koalas realmente no tienen capacidad para moverse lo suficientemente
rápido como para escapar”, dijo. “Ahora hay un área tan grande que
todavía está en llamas y ardiendo que probablemente nunca encontraremos
los cuerpos”.
De
igual manera, la cifra de 480 millones realmente solo es una indicación
rudimentaria de la verdadera escala de destrucción ecológica, según
Dickman, quien destacó que era una estimación conservadora.
Los incendios han destruido más de cinco millones de hectáreas.
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