TEHERÁN.- El presidente iraní,
Hasan Rohani, afirmó el jueves que desea evitar la guerra con Estados
Unidos, tras los incidentes de las últimas semanas, que pusieron a ambos
países al borde del choque militar por segunda vez en menos de un año.
A
la vista de las elecciones legislativas del 21 de febrero, anunciadas
como difíciles para el campo moderado de Rohani, y en un contexto de
crecientes tensiones entre Teherán y los occidentales sobre el programa
nuclear iraní, Rohani también expresó su deseo de seguir dialogando con
el mundo sobre esta cuestión.
"El gobierno trabaja a diario para impedir un enfrentamiento militar o la guerra", dijo en un discurso al Banco Central.
El
8 de enero, Teherán atacó objetivos militares estadounidenses en Irak
en represalia por la eliminación por Washington del general iraní Qasem
Soleimani cinco días antes en Bagdad.
Según Rohani, con estos
ataques que causaron importantes daños materiales, pero ninguna víctima
según Estados Unidos, Irán obtuvo la "compensación militar" necesaria
por la muerte de Soleimani, el arquitecto de su estrategia regional.
La
tensión entre los dos enemigos parece haber disminuido a raíz del drama
del Boeing de Ucrania International Airlines (UIA), que Irán derribó
por error horas después de los disparos de misiles, cuando la defensa
del país estaba en "alerta de guerra" por miedo a una respuesta
estadounidense.
La tragedia causó 176 muertos, en su mayoría
iraníes y canadienses. Teherán se disculpó, pero afirmó que el drama era
el resultado del "aventurerismo estadounidense". Ottawa criticó la
política del Trump por haber contribuido a la escalada de las tensiones
que condujeron al drama.
Ya en junio de 2019, Estados Unidos y la
República Islámica aparecieron al borde del enfrentamiento militar
directo después que Teherán derribara un dron estadounidense acusado de
violar su espacio aéreo. Trump declaró entonces que había cancelado
ataques de represalia en el último minuto.
La animosidad entre
Washington y Teherán ha ido en aumento desde que la Casa Blanca se
retiró, en 2018, del acuerdo nuclear iraní firmado en Viena en 2015 y
restableció las sanciones económicas contra Teherán.
En Irán, la
catástrofe aérea provocó indignación. Rohani reconoció implícitamente la
existencia de una crisis de confianza en las autoridades. Desde el
sábado se han producido manifestaciones contra el poder.
El jueves
por la noche, las fuerzas de seguridad estaban desplegadas en la
capital para hacer frente a eventuales protestas.Unos 50 policías antidisturbios en moto y armados de porras estaban
apostados en uno de los cruces principales en el norte de Teherán.
Las manifestaciones de los últimos días, que se
concentraron sobre todo en la capital, no fueron tan multitudinarias
como que hubo en noviembre para protestar contra el alza del precio de
los combustibles y que fueron reprimidas con violencia, dejando más de
300 muertos, según Amnistía Internacional.
Rohani intentaría
recuperar el control político. El miércoles abogó por una mejor
gobernanza y un mayor pluralismo. El jueves defendió su política de
apertura internacional, bajo el fuego constante de las críticas de los
ultraconservadores, particularmente virulentos contra el acuerdo de
Viena.
"Por supuesto que es difícil", reconoció, pero "la gente
nos eligió (para) reducir la tensión y la animosidad" entre la República
Islámica y el mundo.
Rohani hizo estas observaciones en vísperas
de un discurso esperado del guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei,
que presidirá el viernes en Teherán la gran oración semanal musulmana
por primera vez desde 2012.
Jamenei repite con frecuencia que los occidentales no son dignos de confianza y prohibió todo diálogo con el gobierno de Trump.
En
una frase ambigua dirigida a los ultraconservadores, Rohani afirmó que
el "enriquecimiento diario" de uranio por parte de Irán es hoy "superior
a lo que era antes" del Acuerdo de Viena.
En respuesta a la
retirada de Estados Unidos de este pacto, Irán ha renunciado desde mayo a
varios puntos clave de ese texto, que limitaban drásticamente sus
actividades nucleares.
Berlín, Londres y París, las tres capitales
europeas que forman parte en el acuerdo, anunciaron el martes que
activaron el mecanismo de solución de diferencias (ESD) previsto en
dicho texto para obligar a Teherán a que cumpla todos sus compromisos.
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