PARÍS.- Tras el acuerdo
preliminar suscrito por Estados Unidos y China, gobiernos y economistas
celebran la tregua en la guerra comercial entre las dos principales
economías mundiales, en tanto se teme que se abran otros frentes, ya sea
en Europa o los países emergentes.
"Este acuerdo puede crear una
distención a corto plazo, pero es sólo una etapa", advirtió Sylvain
Broyer, economista jefe para Europa de la agencia de calificación
Standard and Poor's (SP), temiendo que esto solamente sea "la punta del
iceberg" de la guerra comercial.
La economista Evelyn Herrmann, directora de BofA Research,
opina en la misma línea: "un acuerdo entre China y Estados Unidos es
algo bueno. Pero, hay muchas otras cosas que están ocurriendo y que no
podemos descuidar", afirmó.
¿El principal temor? Que ahora otros
países se encuentren en la mira de (Donald) Trump. "Éste es uno de los
mensajes clave de 2020: las tensiones comerciales podrían desplazarse y
ubicar a Europa en el meollo de estas discusiones", alertó Moler.
En
Bruselas, este riesgo es tomado muy en serio dado que Estados Unidos ya
impuso aranceles aduaneros a varios productos europeos en octubre
pasado, tras haber sido autorizado por la Organización Mundial del
Comercio (OMC) en el marco de un viejo diferendo entre los constructores
aeronáuticos Boeing y Airbus.
¿Azares del calendario o no?, en
tanto Estados Unidos y China firmaron su acuerdo en Washington, el
comisario europeo de Comercio, Phil Hogan, también se encontraba en la
capital estadounidense, con el objetivo de "revitalizar" las relaciones
comerciales transatlánticas.
"Todo el mundo está contento de que
ya no estemos en una lógica de escalada, pero todavía no sabemos cuál
será el impacto. Con tal acuerdo (entre Washington y Pekín), tenemos que
asegurarnos que la UE no quede atrapada en medio de ambos", subrayó una
fuente europea.
"La
pregunta ahora es saber cómo se comportará Estados Unidos respecto a
Europa", indicó Johan Bjerkem, analista político del European
Policy Centre (EPC) de Bruselas, en referencia a las amenazas con más
aranceles a la importación de automóviles, medida que penalizaría sobre
todo a la industria alemana.
El viento que desencadenó olas de
represalias arancelarias entre ambas márgenes del Atlántico podría ser
la tasa impuesta por Francia el año pasado a los gigantes de internet.
La
administración Trump lo considera discriminatorio con GAFA, acrónimo
para los cuatro gigantes estadounidenses Google, Amazon, Facebook y
Apple, un argumento que París refuta.
"Si la administración
estadounidense decide tomar medidas comerciales contra Francia, por
consiguiente contra la UE, esto internacionalizaría la disputa. La UE
defenderá sus derechos de forma determinada y proporcionada ante las
medidas estadounidenses que serían ilegales para la OMC", explicó una fuente del ministerio de Economía francés.
Estados Unidos
era el primer socio comercial de la UE en 2018, con un superávit de
138.000 millones de euros a favor de los europeos, algo suficiente como
para irritar a un Donald Trump abocado a reequilibrar la balanza
comercial estadounidense.
Para
los países emergentes, la tregua anunciada entre Estados Unidos y China
provoca temores de que ahora Trump la emprenda contra otros Estados,
según Gareth Leather del instituto Capital Economics.
"El año
pasado, Trump amenazó a Vietnam con sanciones arancelarias si no hacía
nada para reducir el déficit comercial (estadounidense)", recordó en una
nota.
Según éste, Tailandia también comienza a atraer la
atención de Washington, puesto que este país "en la actualidad cumple
con todos los criterios estadounidenses para ser calificado como
manipulador de divisas", lo que podría llevar a aplicarle aranceles
aduaneros.
Pero, los temores van más allá de las simples
sanciones: por el acuerdo, China se compromete a comprar 200.000
millones de dólares en productos estadounidenses suplementarios durante
los próximos dos años.
Los países emergentes, cuyas exportaciones
de materias primas han tenido como destino a China en los últimos años,
podrían de esta manera perder un gran mercado en beneficio de los
agricultores estadounidenses, por ejemplo.
Para Brasil, en
concreto, "este acuerdo podría tener un impacto comercial negativo sobre
la exportación de sus productos agrícolas" hacia el gigante asiático,
de soja en particular, advirtió Pedro da Motta, director del centro de
investigación Cindes.
"Los mismos sectores que se han beneficiado de la guerra comercial podrían ahora pagar el precio de la paz", afirmó.
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