BEIRUT.- Las consultas
parlamentarias para tratar de formar un nuevo gobierno libanés fueron
suspendidas este lunes por segunda vez en una semana, en un marco de
crecientes tensiones y disturbios.
El país ha vivido durante dos
meses al ritmo de un movimiento de protesta sin precedentes contra toda
la clase política, a la que los manifestantes acusan de corrupción e
incompetencia, que llevó a renunciar al primer ministro Saad Hariri el
29 de octubre.
Desde entonces los partidos políticos han intentado
negociar la formación de un nuevo gobierno, para consternación de los
manifestantes, que exigen una administración formada únicamente por
técnicos ajenos a los partidos que han gobernado el país.
Mientras
tanto la situación socioeconómica continúa deteriorándose en este país
muy endeudado y con un tercio de la población por debajo del umbral de
pobreza.
El presidente Michel Aoun "respondió al deseo del primer
ministro Hariri de posponer las consultas parlamentarias hasta el jueves
19 de diciembre", informó este lunes la presidencia en un tuit.
Estas
consultas, previstas por la Constitución, se establecieron inicialmente
para el 9 de diciembre, después de varias semanas de dilación que
alimentaron la ira de la calle, antes de posponerse por una semana.
Una
de las razones del aplazamiento sería la falta de unanimidad entre los
principales bloques políticos sobre una eventual nueva designación de
Hariri.
Esta posibilidad es rechazada por gran parte de los
manifestantes, que exigen incansablemente un gabinete compuesto
exclusivamente por tecnócratas y personalidades independientes de los
partidos tradicionales encabezados por líderes comunitarios.
Algunas
decenas de personas se manifestaron este lunes cerca del domicilio de
Hariri en protesta. "Nos manifestaremos aquí hasta que formen el
gobierno que queremos", afirmó el militante Claude Jabre.
El
anuncio del aplazamiento de las consultas se produce tras una jornada
de enfrentamientos el domingo que se saldó con decenas de heridos cerca
del Parlamento en Beirut.
En un comunicado
publicado el lunes, el ejército libanés deploró el "caos generalizado"
del domingo, refiriéndose a "actos de vandalismo y ataques contra la
propiedad pública y privada".
Ya el sábado por la noche, decenas
de personas resultaron heridas en Beirut, durante protestas reprimidas
por las fuerzas policiales con balas de goma y gases lacrimógenos.
Los incidentes del fin de semana se contaron entre los más
violentos desde el inicio del movimiento de protesta hace dos meses y
la ministro del Interior, Raya Al Hasan, ha pedido una investigación.
También
el coordinador especial de la ONU para Líbano, Jan Kubis, abogó este
lunes a favor de una investigación sobre el "uso excesivo de la fuerza"
en la represión de las protestas en Líbano.
El sistema político en
el Líbano, un pequeño país multiconfesional, busca garantizar el
equilibrio entre las diferentes comunidades religiosas, asignando cada
cargo de importancia política a un grupo predeterminado.
Pero esto
a menudo desemboca en negociaciones interminables. Varios nombres han
estado circulando en las últimas semanas, sin haber sido seleccionados,
ya que todos los candidatos han sido rechazados por la calle.
El
poderoso movimiento chita de Hezbolá, que es parte del gobierno que
renunció, ha dejado de lado repetidamente la idea de un gabinete
compuesto exclusivamente por tecnócratas.
Estas idas y vueltas han
provocado la ira de los manifestantes en el marco de una situación
económica y financiera que, ya precaria antes del comienzo de la
disputa, se ha deteriorado más con el aumento de las restricciones
bancarias y la escasez de efectivo.
Reunidos el miércoles en
París, los principales respaldos internacionales de Líbano condicionaron
cualquier ayuda financiera al establecimiento de un gobierno "efectivo y
creíble", que inicie rápidamente reformas de "emergencia".
"Las autoridades políticas deben activarse porque el país
se encuentra en una situación dramática", agregó el domingo el jefe de
la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian.
Mientras tanto, el
jefe del Parlamento libanés, Nabih Berri, denostado por la población,
advirtió el lunes sobre el riesgo de una "hambruna" si la crisis
continuaba.
El Banco Mundial estima que 2019 concluye con una
caída del Producto Interno Bruto de al menos 0.2%, mientras la deuda
llega a 86.000 millones de dólares, equivalente al PIB de un año medio,
una de las tasas más altas del mundo.
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