DETROIT.- Los
alrededor de 50.000 trabajadores de General Motors (GM) en Estados
Unidos ratificaron el viernes un nuevo contrato laboral con la empresa
automovilística y levantaron su huelga más extensa en casi 50 años.
"Con
la ratificación del contrato, la huelga de los miembros de la UAW
terminó y los asalariados pueden retomar el trabajo según las consignas
de General Motors", anunció en un comunicado el poderoso sindicato UAW,
que convocó a este movimiento social que paralizó las fábricas de GM
desde el 16 de septiembre.
"Ahora
podemos avanzar y concentrarnos en nuestras prioridades, que son la
seguridad y la construcción de autos de buena calidad para nuestros
clientes", dijo la directora de GM, Mary Barra, citada en otro
comunicado.
UAW iniciará negociaciones con Ford el lunes y luego seguirá con Fiat Chrysler, dijo Brian Rothenberg, portavoz del sindicato.
La
industria automovilística, uno de los pulmones industriales de Estados
Unidos, conoce un momento difícil: este año se espera una caía de las
ventas, luego de los récords registrados desde 2014, según señaló
Standard and Poor's.
El
acuerdo incluye el pago de un bono de 11.000 dólares, aumentos
salariales de 3% por año durante los cuatro años del nuevo contrato y
una congelación de los costos del seguro médico, según comunicados de GM
y del sindicato UAW. Los trabajadores a tiempo parcial percibirán un
bono de 4.500 dólares.
GM
invertirá 7.700 millones de dólares en sus fábricas estadounidenses, lo
que le permitiría generar 9.000 empleos, confirmó la empresa el
viernes.
A
cambio, el constructor obtuvo la autorización para cerrar tres
fábricas, en los estados de Maryland, Michigan y Ohio, cuya clausura ya
había sido anunciada.
El
grupo podrá cerrar una cuarta planta, en California, pero el UAW logró
salvar la fábrica de Detroit Hamtrack, que producirá una pickup
eléctrica y baterías para los automóviles eléctricos.
A
un año de las elecciones presidenciales, en las que el futuro de esta
industria será uno de los temas dominantes en los debates, las
reacciones de los políticos no se hicieron esperar.
Debbie
Stabenow, senadora demócrata de Michigan, calificó de "buena noticia"
el acuerdo y comentó que "los trabajadores de Michigan integran la clase
media de este país y hacen que la economía sea un poco más sólida cada
día".
"Es
un día triste para la gente de Lordstown", deploró en cambio su colega
Sherrod Brown, senador demócrata del estado industrial de Ohio, afectado
por el cierre de una de las fábricas.
"Los
miembros de General Motors hablaron", dijo el dirigente sindical Terry
Dittes, que elogió a los huelguistas por su "actitud de sacrificio y
valentía" que también permitió a que en adelante los trabajadores
temporales recorran más rápido el camino para tornarse permanentes.
Michigan
y Ohio son dos estados industriales que se inclinaron por Donald Trump
en las elecciones de 2016, seducidos por las promesas del republicano de
frenar las deslocalizaciones de empresas y promover el "Made in
America" (Hecho en Estados Unidos).
Los
asalariados sindicalizados de GM reclamaban alzas salariales y el
mejoramiento de la situación de los empleados contratados luego que el
gobierno de Barack Obama rescatara al grupo en 2009 y evitara su
quiebra.
La
huelga afectó también a las fábricas canadienses y mexicanas del
propietario de Chevrolet, Cadillac, GMC y Buick, así como a sus
proveedores.
El
grupo estadounidense Lear Corporation, que abastece en asientos y en
sistemas electrónicos a GM, advirtió el viernes que sus ventas en 2019
se reducirán al menos 8% en relación al año anterior, porque, según
dijo, cada semana no trabajada costó entre 70 y 75 millones de dólares
en volumen de negocios.
Según
analistas, a GM, que produce unos 8.400 vehículos diarios en Estados
Unidos, cada día de huelga le costó unos 100 millones de dólares.
La
factura de este movimiento social, que condujo al seguro de desempleo a
unos 10.000 trabajadores en Canadá y México, sería divulgada tras la
publicación de los resultados del grupo en el tercer trimestre, prevista
para el martes.
Las
concesiones al sindicato podrían afectar la estrategia del grupo,
centrada en el desarrollo de los automóviles eléctricos y autónomos,
temen los observadores.
El gigante de Detroit previó duplicar las inversiones en esos vehículos en los próximos años.
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