LA HAYA.- Compañías holandesas como Shell, AkzoNobel o Philips
apenas pagan impuestos en Holanda porque deducen en su declaración las
pérdidas de sus filiales en el extranjero y con tal motivo el Gobierno
de La Haya adoptará una iniciativa de los Verdes para poner fin a ese
truco fiscal a partir de 2021.
El Gobierno holandés,
formado por una coalición de cuatro partidos -liberales (VVD), Llamada
Democristiana (CDA), progresistas (D66) y Unión Cristiana-, adopta así
una propuesta de la Izquierda Verde (GroenLinks), que aún tendrá que
pasar la votación en el Parlamento, pero que se da por aprobada porque
cuenta incluso con el apoyo de la oposición, el Partido Socialista (SP) y
los socialdemócratas (PvdA).
Las multinacionales holandesas pueden declarar desde
hace décadas las pérdidas extranjeras como un elemento deducible, lo que
se conoce como "el esquema de pérdida de liquidación", y esto da como
resultado que empresas nacionales, con ingresos millonarios, no paguen
impuestos sobre la renta al Estado holandés.
En un
comunicado, el diputado de Groenlinks Bart Snels aplaudió que el
Ejecutivo adopte la ley que propuso él ante el Parlamento y subrayó que
es "completamente injusto que el panadero de la esquina pague impuestos
sobre sus ganancias y las multinacionales holandesas más grandes no lo
hagan".
Denunció que esta evasión de impuestos hace
que las grandes empresas "no paguen tasas sobre las ganancias
corporativas y no contribuyan a las cargas colectivas que pagan por una
buena educación, infraestructuras y atención sanitaria, algo que las
mismas compañías utilizan" en Holanda, añadió.
A
finales de 2018, el diario Trouw hizo público que la compañía de
hidrocarburos anglo-neerlandesa Shell uso ingeniería fiscal para no
pagar el impuesto en Holanda, cuando en 2017 había ganado 1.300 millones
de euros en suelo holandés a través de estaciones de servicio, diversas
plantas y una refinería.
Según su informe anual,
Shell está activa en 22 países y en total pagó 10.100 millones de
dólares en impuestos, casi la mitad en Noruega, Nigeria y Omán, pero
Holanda no está en la lista de autoridades fiscales a las que hubo
pagos.
La presidenta del gigante petrolero en
Holanda, Marjan van Loon, aseguró que la compañía paga "miles de
millones de euros" a las arcas del Estado y que, en 2018, desembolsó
4.500 millones de euros en impuestos sobre la nómina, dividendos, IVA e
impuestos especiales, dinero que en realidad Shell recaudó y pagó a las
autoridades fiscales, no fueron impuestos sobre las ganancias.
Estas declaraciones son del año pasado, pero han tenido activo desde
entonces el debate entre expertos, el Gobierno y la oposición, lo que
llevó al Ejecutivo del liberal Mark Rutte a anunciar la adopción de la
iniciativa de ley propuesta por la izquierda.
En
respuesta a la medida, Van Loon criticó esta semana los planes del
Gobierno, consideró que Shell "ya paga mucho dinero" en impuestos y
mostró su temor a que unas reglas más estrictas "debiliten la posición
competitiva de la compañía", lo que hará que no pueda invertir en
proyectos de riesgo.
Las normas fiscales que permiten
a las grandes empresas evadir impuestos han sido objeto de debate
social durante décadas, y diferentes partidos, como el socialdemócrata,
presentaron un proyecto de ley para poner fin a la situación, pero nunca
tuvieron la suficiente atención o apoyo parlamentario.
En su nota, Groenlinks recuerda que ya en la década de 1980 el
Parlamento debatió el uso de estas ingenierías fiscales, legales y
toleradas en el país, pero ya no tan justificadas, y varios diputados
hablaron de que son "un colador nacional" y una especie de "subsidio
permanente del Gobierno" a las multinacionales.
Diferentes expertos calculan que poner fin a esta forma de evasión
fiscal traerá a las arcas del Estado varios cientos de millones de euros
en ingresos futuros, porque únicamente Shell Nederland tendría que
haber pagado alrededor de 250 millones de euros en impuestos entre 2016 y
2018.
Las grandes empresas establecen sus oficinas
centrales, la matriz, en territorio holandés, lo que les permite hacer
uso de deducciones especiales, como las pérdidas incurridas en caso de
liquidación, proyectos o terminación de actividades en el extranjero,
porque sus filiales en otros países forman parte de la misma "figura
fiscal".
Estas normas fueron diseñadas a mediados del
siglo pasado, en un contexto de política industrial, para ofrecer un
atractivo a las grandes empresas para que se instalaran en Holanda,
aportaran a la economía empleo, objetivos que servían entonces -pero no
ahora- para justificar la existencia de estas ventajas fiscales.
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