GINEBRA.- Los bancos privados de Ginebra tienen una regla poco conocida que rara vez se discute con los forasteros.Los
administradores de fondos en el segundo centro bancario más grande de
Suiza desalientan en privado a los empleados de vivir al otro lado de la
frontera, en Francia.
En una ciudad donde más de 80.000 personas
conocidas como “frontaliers” cruzan la frontera diariamente para
trabajar, firmas como Banque Pictet & Cie SA, Lombard Odier y Union
Bancaire Privee prefieren que sus banqueros eviten el viaje diario.
Dicen que se trata de apoyar la economía local, pero algunos apuntan a
una razón diferente: la preocupación de que tales viajes puedan exponer
datos confidenciales a la curiosidad de las autoridades fiscales
francesas.
"Obviamente,
hay algunas razones de seguridad", dijo Yves Mirabaud, presidente de la
Asociación de Bancos Privados Suizos, en una entrevista. "Cuando cruzas
la frontera todos los días puedes ser presionado".
Además de eso, dijo,
los bancos prefieren que los empleados gasten sus salarios y paguen
impuestos en Suiza, no en el extranjero.
La
regla enfrenta el interés de los empleados que buscan condiciones de
vida más asequibles con una cultura de privacidad profundamente
arraigada en los centenarios bancos privados de Ginebra.
Si bien las
cuentas secretas en Suiza son cosa del pasado tras una represión de
Estados Unidos y Europa contra la evasión fiscal hace una década, los
desplazamientos transfronterizos volvieron al centro de la atención
después de que un tribunal de París ordenara este año a UBS Group AG
pagar una multa récord por ayudar sus clientes a evadir impuestos.
El
origen del código bancario no está claro. Mirabaud dijo que es más una
política que una regla, y comenzó a aparecer después de que la apertura
de los mercados en Europa facilitó la contratación de extranjeros.
Otros
dicen que la práctica surgió después de una violación de datos en la
unidad suiza de HSBC hace una década. Para Luc Thevenoz, director del
Centro de derecho bancario y financiero de la Universidad de Ginebra, es
una tradición que se remonta a los primeros días del secreto bancario
suizo.
Los
empleados pueden obtener exenciones, pero por lo general necesitarán
aprobación de la gerencia para vivir al otro lado de la frontera. Los
bancos enfatizan que la preferencia de evitar los viajes
transfronterizos se aplica a los empleados en todo Suiza, aunque la
ubicación única de Ginebra en la frontera con Francia la convierte en el
lugar donde las preferencias de domicilio se aplican más estrictamente.
"Esta
es una peculiaridad de Ginebra, dado que es un pequeño territorio
rodeado por una gran fuerza laboral en Francia", afirma Thevenoz.
Para
muchas personas que trabajan en Ginebra, Francia ofrece alquileres y
gastos de vida más baratos a cambio de un desplazamiento relativamente
corto.
Sin embargo, para los bancos, esas ventajas son superadas por el
riesgo de que los empleados lleven datos de sus clientes en sus
teléfonos móviles o en sus computadoras portátiles a través de la
frontera.
Si
bien Suiza ha tratado de deshacerse de su imagen como paraíso fiscal,
la privacidad sigue siendo un fuerte punto de venta para las
instituciones suizas.
"Los
clientes con un alto patrimonio neto probablemente todavía están
buscando cierto grado de discreción, y eso es lo que los bancos en
Ginebra han logrado hacer bastante bien", asegura Sebastien Mena,
profesor titular de administración en Cass Business School en Londres.
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