martes, 21 de mayo de 2019

Primera regla de la banca privada de Ginebra: no viva en Francia

GINEBRA.- Los bancos privados de Ginebra tienen una regla poco conocida que rara vez se discute con los forasteros.Los administradores de fondos en el segundo centro bancario más grande de Suiza desalientan en privado a los empleados de vivir al otro lado de la frontera, en Francia. 

En una ciudad donde más de 80.000 personas conocidas como “frontaliers” cruzan la frontera diariamente para trabajar, firmas como Banque Pictet & Cie SA, Lombard Odier y Union Bancaire Privee prefieren que sus banqueros eviten el viaje diario. 
Dicen que se trata de apoyar la economía local, pero algunos apuntan a una razón diferente: la preocupación de que tales viajes puedan exponer datos confidenciales a la curiosidad de las autoridades fiscales francesas.
"Obviamente, hay algunas razones de seguridad", dijo Yves Mirabaud, presidente de la Asociación de Bancos Privados Suizos, en una entrevista. "Cuando cruzas la frontera todos los días puedes ser presionado". 
Además de eso, dijo, los bancos prefieren que los empleados gasten sus salarios y paguen impuestos en Suiza, no en el extranjero.
La regla enfrenta el interés de los empleados que buscan condiciones de vida más asequibles con una cultura de privacidad profundamente arraigada en los centenarios bancos privados de Ginebra. 
Si bien las cuentas secretas en Suiza son cosa del pasado tras una represión de Estados Unidos y Europa contra la evasión fiscal hace una década, los desplazamientos transfronterizos volvieron al centro de la atención después de que un tribunal de París ordenara este año a UBS Group AG pagar una multa récord por ayudar sus clientes a evadir impuestos.
El origen del código bancario no está claro. Mirabaud dijo que es más una política que una regla, y comenzó a aparecer después de que la apertura de los mercados en Europa facilitó la contratación de extranjeros. 
Otros dicen que la práctica surgió después de una violación de datos en la unidad suiza de HSBC hace una década. Para Luc Thevenoz, director del Centro de derecho bancario y financiero de la Universidad de Ginebra, es una tradición que se remonta a los primeros días del secreto bancario suizo.
Los empleados pueden obtener exenciones, pero por lo general necesitarán aprobación de la gerencia para vivir al otro lado de la frontera. Los bancos enfatizan que la preferencia de evitar los viajes transfronterizos se aplica a los empleados en todo Suiza, aunque la ubicación única de Ginebra en la frontera con Francia la convierte en el lugar donde las preferencias de domicilio se aplican más estrictamente.
"Esta es una peculiaridad de Ginebra, dado que es un pequeño territorio rodeado por una gran fuerza laboral en Francia", afirma Thevenoz.
Para muchas personas que trabajan en Ginebra, Francia ofrece alquileres y gastos de vida más baratos a cambio de un desplazamiento relativamente corto. 
Sin embargo, para los bancos, esas ventajas son superadas por el riesgo de que los empleados lleven datos de sus clientes en sus teléfonos móviles o en sus computadoras portátiles a través de la frontera.
Si bien Suiza ha tratado de deshacerse de su imagen como paraíso fiscal, la privacidad sigue siendo un fuerte punto de venta para las instituciones suizas.
"Los clientes con un alto patrimonio neto probablemente todavía están buscando cierto grado de discreción, y eso es lo que los bancos en Ginebra han logrado hacer bastante bien", asegura Sebastien Mena, profesor titular de administración en Cass Business School en Londres.

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