BUENOS AIRES.- Los venezolanos representan ya la
primera corriente migratoria de Argentina. Jóvenes cualificados que dan
al Gobierno suramericano la oportunidad de "recrear" viejas políticas de
reordenación poblacional, desmasificar Buenos Aires y satisfacer la
demanda de mano de obra que existe en el interior del país.
Argentina
es un país multiétnico, con una de las leyes migratorias más abiertas
del mundo, pero hoy en día los exiliados ya no bajan de los barcos, como
hicieran durante los siglos XIX y XX millones de europeos, sino que
llegan a Buenos Aires en autobús.
"Somos profundamente abiertos respetando la tradición de
la República Argentina, sin duda uno de los países más abiertos del
mundo, el más hospitalario de toda Latinoamérica, y evidentemente los
números nos avalan. En tres años de gestión llevamos 660.000
radicaciones", dijo el titular de la Dirección Nacional de
Migraciones (DNM), Horacio García.
Los venezolanos son
ya el primer grupo migratoria del país, con al menos 130.000 personas
regularizadas en los últimos tres años, superando a bolivianos y
paraguayos.
El problema radica en que el 83 % de
quienes ingresaron al territorio en ese periodo se asentaron en Buenos
Aires o en su área metropolitana, acrecentando todavía más la
masificación que arrastra la capital desde la década del 50.
El
éxodo masivo venezolano, cifrado en cerca de cuatro millones de
personas según el Parlamento del país petrolero y organismos
internacionales, hizo al Gobierno de Mauricio Macri replantearse su
política migratoria y poblacional para "poder orientar" este flujo y "la
fuerza de trabajo impresionante que tienen" hacia los lugares del país
que "necesitan un desarrollo genuino".
Quieren
"recrear" de algún modo la estrategia que empleó otrora Argentina para
distribuir el gran caudal migratorio que llegaba hacia zonas despobladas
del país.
"En el 1900 no había Internet, no había
Whatsapp, pero evidentemente había talento político, y esto es lo que
tenemos que recrear", agregó García.
Para ello, la
Administración nacional se está acercando a las autoridades de cada
distrito, ya lo hicieron con Río Negro y Chubut (sur), Neuquén (centro) y
Jujuy (norte), para saber "cuál es la demanda insatisfecha que tiene la
provincia de mano de obra".
"El caso de los
venezolanos es un caso muy especial porque el nivel educativo es mucho
mayor que el de otros migrantes, si tenemos en cuenta que el 60 % son
profesionales", dijo Lelio Mármora, director del Instituto de
Políticas de Migraciones y Asilo (IPMA) de la Universidad Nacional Tres
de Febrero y exdirector de la DNM (1973-74).
Son
jóvenes profesionales, muy flexibles a la hora de escoger un trabajo a
pesar de su formación y para este experto "la hiperconcentración en
Buenos Aires ha sido más por falta de conocimiento que por deseo".
En
muchos casos porque es en la capital donde tenían que hacer el trámite
migratorio, por eso desde la DNM han implementado desde el mes de enero
el sistema electrónico de radicación.
Mármora
considera que en el mediano plazo va a haber un proceso de distribución
de población venezolana hacia distintas partes del país.
"Ya
hay como 4.000 ingenieros en (el yacimiento petrolífero de) Vaca
Muerta, médicos en el noroeste, y una distribución en los pequeños
pueblos. En la provincia de Buenos Aires ya se está viendo la presencia
de venezolanos en pequeños pueblos", agregó el director del IPMA.
Algo
que a su juicio "beneficia" a un "país vacío" y supone, en el caso de
los ingenieros, "un regalo del cielo" frente a la "fuga de cerebros
permanente" de jóvenes argentinos con este perfil que se van atraídos
por otras potencias.
Pero la cuestión migratoria no
está exenta de polémica en un Estado donde una gran mayoría de la
población tiene raíces fuera del territorio.
Hace dos
años, el Gobierno de Mauricio Macri firmó un polémico decreto mediante
el que endurecía la política argentina de migración para evitar la
entrada de extranjeros que hubieran cometido delitos graves y acelerar
los procesos de deportación de quienes delinquen dentro de sus
fronteras.
Desde entonces, muchos sectores acusan al
Ejecutivo de orquestar un plan xenófobo. Sin embargo, en los últimos
tres años solo fueron deportadas 1.432 personas, según cifras oficiales.
No
obstante, en los principales medios de comunicación locales se suceden
los titulares sobre deportaciones, extranjeros que delinquen y polémicas
sentencias judiciales que liberan con penas anecdóticas a personas de
otras nacionalidades detenidas "infraganti", entre otros.
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