PARÍS.- El primer ministro francés, Édouard Philippe, condenó
hoy que el movimiento de protesta de los "chalecos amarillos" haya
derivado en parte en una radicalización creciente, y pidió el cese de
las provocaciones para que el país pueda volver a la normalidad.
"El funcionamiento de nuestras instituciones exige una vuelta al orden,
que cesen esas provocaciones, esas declaraciones a veces teñidas de
antisemitismo, esa violencia, esa voluntad de destruir, de atacar
deliberadamente a las fuerzas del orden", indicó.
Philippe se pronunció ante la prensa tras haber visitado
a efectivos policiales que este sábado, el sexto consecutivo de
protestas, fueron atacados por algunos manifestantes, que en algunos
casos les tiraron adoquines y patinetes eléctricos.
"No mezclo a los que se manifiestan de esa manera y a quienes expresan
pacíficamente sus reivindicaciones, pero observo que a medida que dura,
este movimiento se traduce por una radicalización de una gran
violencia", añadió el jefe del Gobierno.
La última
manifestación quedó marcada por episodios de violencia contra las
fuerzas del orden, como el registrado contra unos policías en los Campos
Elíseos, y por la decapitación el viernes por la noche en Angulema, en
el sur del país, de una imagen del presidente, Emmanuel Macron.
Pero en términos de participación, esa sexta jornada prolongó el sábado
su tendencia a la baja y reunió en todo el país a 38.600 personas,
frente a las 66.000 de una semana antes, y solo en París a unas 2.000,
la mitad que el sábado anterior
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