lunes, 24 de diciembre de 2018

En 2019, el mundo mejorará donde más falta hace

LONDRES.- La economía mundial está preparada para disfrutar de un año muy bueno. En ese sentido, será muy parecido a 2018 y 2017, y muy probablemente a 2020 y 2021. El crecimiento económico será bastante fuerte en la mayoría de los países en los que dicha expansión es más beneficiosa. 

Si bien en los países ricos preocupa que se produzcan pequeños contratiempos económicos, en los pobres se están alcanzando unos mayores niveles de dignidad asociados a un mayor confort material. 
Analicemos, por ejemplo, los niveles de pobreza extrema. El Banco Mundial sitúa en 1,90 dólares de consumo diario de bienes y servicios la línea que separa a los más pobres de todos los demás. 
El sitio web de Our World in Data (“Nuestro mundo en datos”) de la Universidad de Oxford estima que el 72 por ciento de la población mundial vivía por debajo de dicho umbral en 1950. La estimación preliminar del Banco Mundial para 2018 es del 8,6 por ciento, por debajo del 10 por ciento de 2015.
Una cifra más baja de personas en situación de extrema pobreza implica que hay más personas que disfrutan de una vida mejor. La proporción de población mundial sin acceso a la electricidad está disminuyendo en alrededor de 0,3 puntos porcentuales al año. 
El número de niños que no están matriculados en la escuela se está reduciendo en unos 5 millones al año. Casi todos los indicadores de prosperidad básica muestran la misma tendencia.
Las buenas noticias tienen un alcance global. Incluso África, tradicionalmente el continente rezagado, está empezando a ponerse al día. La proporción de niños africanos que mueren antes de cumplir cinco años ha disminuido del 21 por ciento en 1975 al 8 por ciento en 2015, el año más reciente para el cual se dispone de datos. 
Las mejoras en los niveles de salud proceden de una mayor riqueza. Los ingresos reales por persona en el África subsahariana han aumentado en un 40 por ciento en la última década.
No todas las noticias son buenas. Debido a la guerra y a los conflictos civiles, principalmente en África, la proporción de la población mundial que está desnutrida ha aumentado en 0,2 puntos porcentuales en los últimos dos años. Aun así, el nivel actual, del 11,9 por ciento, es 2,2 puntos porcentuales más bajo que hace una década.
También es generalizada la predicción de que se produzcan más mejoras en todo el mundo en 2019. También hay buenas razones para creer que 2029 será positivo. El crecimiento económico en países muy pobres se está convirtiendo en un círculo virtuoso. 
Los niveles más altos de educación y salud permiten tener mejores trabajadores, que contribuyen a unas instituciones más sólidas, que hacen inversiones mayores y más eficaces, y que generan el dinero necesario para pagar una educación y salud mejores.
Este patrón se ha repetido en muchos países durante al menos dos décadas. Cuando la gestión gubernamental es mala, el crecimiento es lento, pero solo en los casos de guerra o derrumbe del Estado, como en Venezuela, se revierte el progreso.
El retroceso mundial de la miseria y la ignorancia, casi imparable, es posiblemente la mejor noticia de la historia de la economía. Si hablamos de historia política, sin embargo, las tendencias son mucho menos claras. 
La antigua creencia de que una mayor riqueza traería de forma natural sociedades más abiertas parece hacer aguas. La población de muchos países, tanto ricos como pobres, parece bastante feliz con gobiernos autocráticos y nacionalistas extremistas.
China es el mejor ejemplo. El opresivo y relativamente corrupto Partido Comunista, ha dirigido el país durante aumentos rápidos y generalizados de la prosperidad. Sus ambiciones internacionales, tanto civiles como militares, también han crecido.
Se trata de un hecho preocupante por muchas razones. Una de ellas es que la guerra seguramente sea la única fuerza lo suficientemente destructiva como para detener la marcha ascendente de las buenas noticias económicas globales. 
La gran pregunta, tanto para 2019 como para 2029, es si el progreso amenazará la prosperidad al llevar a un uso cada vez mayor de las reservas mundiales de armas, más abundantes y letales que nunca.

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