NUEVA YORK.- Las reuniones familiares por Navidad podrían hacerse más
grandes, mucho más grandes, a medida que la ciencia descubra los lazos
familiares que nos unen. De millones de perfiles de genealogía
interconectados 'online', los investigadores han acumulado el árbol
familiar más grande científicamente estudiado hasta la fecha, con 13
millones de personas, esto es, ligeramente más grande que un país del
tamaño de Cuba o Bélgica.
Publicado en la revista 'Science', el nuevo
conjunto de datos ofrece nuevas perspectivas sobre los últimos 500 años
de matrimonio y migración en Europa y América del Norte, y el papel de
los genes en la longevidad.
"A través del arduo trabajo
de muchos genealogistas con curiosidad sobre su historia familiar,
colaboramos en un enorme árbol genealógico y se nos ocurrió algo único",
dice el autor principal del estudio, Yaniv Erlich, científico
informático de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados
Unidos, y director científico de MyHeritage, una compañía de pruebas de
ADN y genealogía propietaria de Geni.com, la plataforma que aloja los
datos utilizados en el estudio.
"Esperamos que este conjunto de datos
pueda ser útil para los científicos que investigan una variedad de otros
temas", añade.
Los investigadores descargaron 86
millones de perfiles públicos de Geni.com, uno de los sitios web de
genealogía colaborativa más grandes del mundo, y utilizaron una teoría
matemática de gráficos para limpiar y organizar los datos.
Lo que surgió
entre otros árboles familiares más pequeños fue un solo árbol de 13
millones de personas que abarca un promedio de 11 generaciones.
Teóricamente, tendrían que retroceder otras 65 generaciones para
converger en un ancestro común y completar el árbol.
Aun
así, el conjunto de datos representa un hito al trasladar las búsquedas
de historias familiares de obituarios de periódicos y archivos de la
iglesia a la era digital, haciendo posible las investigaciones a nivel
de población.
Los investigadores también hacen que sea fácil superponer
otros conjuntos de datos para estudiar un rango de tendencias
socioeconómicas a escala. El conjunto de datos detalla cuándo y dónde
nació y murió cada persona, y refleja la demografía de individuos de
Geni.com, con un 85 por ciento de los perfiles que provienen de Europa y
América del Norte.
Los investigadores verificaron que el
conjunto de datos era representativo del nivel de educación de la
población general de Estados Unidos mediante la verificación cruzada de
un subconjunto de perfiles de Vermont de Geni.com con el registro de
defunción detallado del estado.
"Los pedigríes
reconstruidos muestran que todos estamos relacionados entre nosotros
-señala el genetista Peter Visscher, de la Universidad de Queensland,
Australia, que no participó en el estudio-. Este hecho se conoce a
partir de los principios básicos de la historia de la población, pero lo
que los autores han logrado es aún muy impresionante".
Antes
de 1750, la mayoría de los estadounidenses encontraron un cónyuge
dentro de los 10 kilómetros del lugar donde nacieron, pero para los
nacidos en 1950, esa distancia se había extendido a cerca de 100
kilómetros, hallaron los investigadores.
"Se hizo más difícil encontrar
el amor de tu vida", bromea Erlich.
Antes de 1850,
casarse dentro de la familia era común con alguien que, en promedio, era
un primo cuarto, en comparación con los primos séptimos de hoy,
encontraron los investigadores.
Curiosamente, los científicos
descubrieron que entre 1800 y 1850, la gente viajó más que nunca para
encontrar un compañero, casi 19 kilómetros en promedio, pero tenían más
probabilidades de casarse con un primo cuarto o más cercano.
Cambio en normas sociales
Según
su hipótesis, cambiar las normas sociales, en lugar de aumentar la
movilidad, puede haber llevado a las personas a rechazar a parientes
cercanos como parejas para casarse. En una observación relacionada,
descubrieron que las mujeres en Europa y América del Norte han emigrado
más que los hombres en los últimos 300 años, pero cuando los hombres
migraron, viajaron significativamente más lejos en promedio.
Para
intentar desentrañar el papel de la naturaleza y la longevidad, los
investigadores construyeron un modelo genético y lo entrenaron en un
conjunto de datos de tres millones de parientes nacidos entre 1600 y 1910
que habían vivido más allá de los 30 años. Excluyeron a gemelos,
personas que murieron en la Guerra Civil de Estados Unidos, la Primera
Guerra Mundial y II, o en un desastre natural (inferido si los parientes
murieron dentro de una diferencia de 10 días).
Compararon
la vida de cada individuo con la de sus parientes y su grado de
separación y encontraron que los genes explicaron aproximadamente el 16
por ciento de la variación de la longevidad en sus datos, en el extremo
inferior de las estimaciones previas que oscilaron entre el 15 y el 30
por ciento.
"Los resultados indican que los buenos genes de la
longevidad pueden extender la vida de una persona en un promedio de
cinco años -dice Erlich-. Eso no es mucho. Estudios previos han
demostrado que fumar resta 10 años de vida. Eso significa que algunas
elecciones de vida podrían importar mucho más que la genética".
El
estudio también muestra que los genes que influyen en la longevidad
actúan independientemente en vez de interactuar entre ellos, un fenómeno
llamado epistasis. Algunos científicos han usado la epistasis para
explicar por qué los estudios genómicos a gran escala hasta ahora no han
encontrado los genes que codifican rasgos complejos como la
inteligencia o la longevidad.
Si algunas variantes
genéticas actúan juntas para influir en la longevidad, los
investigadores verían una mayor correlación de personas relacionadas que
comparten más ADN y, por lo tanto, más interacciones genéticas. Sin
embargo, detectaron un vínculo lineal entre la longevidad y la relación
genética, descartando la epistasis generalizada.
"Esto es
importante en el campo porque se ha propuesto la epistasis como una
fuente de 'falta de heredabilidad", dice la autora principal del
estudio, Joanna Thornycroft, exalumna graduada en el Instituto Whitehead
de Investigación Biomédica, ahora en el 'Wellcome Sanger Institute'.
El
conjunto de datos está disponible para la investigación académica a
través de FamiLinx.org, un sitio web creado por Erlich y sus colegas.
Aunque los datos de FamiLinx son anónimos, quien tenga curiosidad pueden
consultar a Geni.com para ver si un miembro de la familia puede
haberlos agregado allí. Si es así, existe una buena posibilidad de que
puedan haber llegado al árbol genealógico de 13 millones de personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario