"Escocia tiene mucho que ofrecer a la UE. Integrarse a la UE como país independiente es la mejor manera de colaborar en los retos y oportunidades compartidos", arranca el séptimo documento publicado por el Ejecutivo escocés para examinar el escenario futuro en caso de secesión de Reino Unido.
Los escoceses ya dijeron 'no' en el referéndum de 2014 a esta posibilidad, pero fue precisamente el Brexit el que ha llevado a los independentistas a reclamar a Londres una segunda consulta. El Gobierno central británico ha rechazado de plano esta posibilidad, en una tesis que comparten tanto conservadores como laboristas.
En caso de independencia, Escocia solicitaría "cuanto antes" volver a integrarse en el club comunitario, un paso sin precedentes dado que nunca ha habido un reingreso. Aunque se trata de un proceso "basado en méritos", en el que no existe un calendario preciso, Escocia siente que "está bien posicionada para avanzar rápidamente", entre otras cosas porque ya hay un lineamiento general a nivel legislativo, y recuerda que Austria, Finlandia y Suecia completaron el proceso en menos de dos años.
Para Escocia se abriría también un nuevo frente en las fronteras, después de que precisamente el tráfico de personas y mercancías fuese uno de los principales escollos en las negociaciones tras el Brexit.
"Una Escocia independiente buscaría pactar y desarrollar el tipo de frontera que mejor funcione para nuestras circunstancias y necesidades y para las de nuestros socios en la UE y el resto de Reino Unido", apunta el Gobierno.
El ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, ha rebajado sin embargo el discurso con respecto a la dureza de su predecesora, Nicola Sturgeon, que llegó a plantear las siguientes elecciones como un plebiscito encubierto.
Yousaf ha prometido que solicitará un segundo referéndum si el Partido Nacional Escocés (SNP) obtiene la mayoría de escaños en las próximas elecciones generales británicas, para las que todavía no hay fecha.
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