MADRID.- La
generalización del teletrabajo podría suponer importantes retos para el
sector inmobiliario —especialmente, para centros comerciales y
oficinas—, pero también oportunidades, sobre todo, para el segmento de
la demanda extranjera de vivienda en España y Portugal.
A pesar del desplome histórico
de la vivienda el pasado mes de abril o el hecho de que las
proyecciones económicas no auguren una recuperación hasta el año que
viene, es cierto que la demanda de residencias en España por parte de
extranjeros está en aumento. España recibió un total de 83,7 millones de turistas extranjeros en 2019;
aunque la mayor parte optaron por reservar un hotel o alquilar una casa
o apartamento, lo cierto es que muchos se alojaron en su propia
residencia en España.
De hecho, el Banco de España reveló en un reciente
informe que la participación de los extranjeros en el mercado inmobiliario español supone ya un 20% del total.
Exceltur
afirma que “hace unos 15 o 20 años comenzó un ‘boom’ de profesionales
alemanes que se compraban una casa en Mallorca”.
Ahora, con unos
sistemas de comunicación y de videoconferencia mucho más perfeccionados,
es posible que se de una segunda ola y que se eleve considerablemente
el número de profesionales extranjeros trabajando desde España.
Destinos
como al Costa del Sol, altamente demandado por su
clima y estilo de vida, podrían pasar de ser un destino de temporada a
convertirse en la residencia permanente de cada vez más personas.
Un segmento con un alto poder adquisitivo
Plataformas como Idealista
afirman que el tráfico extranjero en su plataforma ha experimentado una
recuperación en forma de V, superando incluso los niveles previos al
confinamiento.
Esto
podría deberse a varios factores: el incremento del interés por residir
en España de forma permanente gracias al teletrabajo, la bajada de
precios o la posibilidad de que la situación del confinamiento vuelva a
repetirse,
lo que causaría que muchos extranjeros aprovechasen para adquirir una
vivienda más grande y situada en una zona con mejor clima.
Sea
como sea, es cierto que este incremento puede llegar a convertirse en
un auténtico fenómeno para el sector. Además, el estilo de vida, la
asistencia sanitaria o las comunicaciones colocan a España en una
posición ventajosa respecto a otros mercados del Mediterráneo.
Este
fenómeno podría tener un efecto en los precios, como ya pasa en
ciudades como Barcelona, puesto que estamos ante un segmento poblacional
con un alto poder adquisitivo. El único factor que podría jugar en
contra es el hecho de que España no sea un país muy atractivo en cuanto a
impuestos, por lo menos, en comparación con su vecino Portugal.
Aun
así, todavía es pronto para conocer la magnitud exacta de este
fenómeno, que dependerá también de las condiciones que se impongan para
el teletrabajo, pendiente de ser regulado en España y en la mayoría de
países europeos.
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