LONDRES.- El Servicio Nacional de
Salud del Reino Unido, que lidera la lucha contra el coronavirus en el
país, intenta salvar vidas a pesar de una década de austeridad que se
tradujo en una infrainversión en salud.
Un sistema de salud "mal
preparado" para el tsunami del coronavirus debido a la austeridad,
afirma el exlíder laborista Jeremy Corbyn. "Años de oscuros recortes"
que se están pagando hoy, critica la asociación de directores de salud
pública (ADPH).
Desde el comienzo de la crisis de la COVID-19, que ha
causado más 14.500 muertos en el país, se alzan voces contra la
infrafinanciación crónica del NHS, el sistema de salud universal y
gratuito.
El primer ministro Boris Johnson, quien se recupera del
coronavirus, prometió miles de millones durante la última campaña
electoral pero ahora asegura que abrirá las compuertas presupuestarias
de par en par y dará "lo que haga falta".
"El NHS ha sufrido de
infrafinanciación desde 2010", lo que ha "mermado su respuesta al
coronavirus", afirma Elias Mossialos, profesor de política sanitaria en
la London School of Economics.
La preparación para una crisis
sanitaria de la magnitud de la COVID-19 fue "claramente insuficiente en
la mayoría de los países industrializados, incluido el Reino Unido",
declaró Franco Sassi, profesor de política sanitaria
internacional del Imperial College de Londres.
El presupuesto del
NHS "representa el 7,6% del PIB, o sea, más o menos lo mismo que en
2012 pese a que la población y el costo de los tratamientos han
aumentado", especifica Mossialos.
Históricamente, precisa, el
presupuesto de gasto del NHS aumentaba alrededor de un 4% anual, pero
después de la crisis financiera de 2008-09, que se tradujo en un recorte
drástico en los servicios públicos, creció aproximadamente 1,5% durante
años.
El presupuesto volvió a subir después de un escándalo
sanitario, conocido como el caso Mid Staff, en el que cientos de muertes
fueron atribuidas a cuidados insuficientes en un hospital del NHS.
Esta falta de fondos
crónica provoca escasez de camas: 2,5 de media en el Reino Unido por
cada 1.000 personas, en comparación con 6 por 1.000 en Francia y 8 por
1.000 en Alemania, según cifras de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE).
La brecha es aún mayor en el
caso de las camas en las unidades de cuidados intensivos, donde se
juegan la vida los casos más graves del nuevo coronavirus: el Reino
Unido tiene la mitad que en Francia y cinco veces menos que en Alemania,
según Mossialos.
Otra consecuencia de
estos años de vacas flacas es la escasez de personal. "Actualmente hay
unas 100.000 vacantes en el NHS, alrededor de un puesto de cada 12",
sobre todo enfermeras y médicos, especialmente en las unidades de
cuidados intensivos que ahora no dan abasto, señala Mossialos.
Reino
Unido, que ya tenía menos enfermeras que Francia o Alemania, "es uno de
los pocos países de la OCDE donde el número de enfermeras ha
disminuido" en los últimos años, insiste Franco Sassi.
Esta
situación se debe a las dificultades de contratación por las condiciones
de trabajo muy difíciles, a veces insoportables, y los salarios bajos.
El personal sanitario tira la toalla o prefiere el sector privado.
El país respondió a la
crisis llamando a trabajadores y médicos jubilados, pero estas personas
por su edad entran en la población de riesgo y su margen de acción es
limitado.
"No hemos terminado nuestros análisis, pero hay señales
fuertes de que cuando hay más capacidad de acogida en cuidados
intensivos, la mortalidad es menor", argumenta Franco Sassi.
Fiona Johnson, del centro de reflexión especializado en
salud Nuffield Trust, también destaca que con la pandemia "muchas
operaciones (no relacionadas con la COVID-19) se han aplazado", y esto
puede acarrear problemas de salud pública en el futuro. Además
"tendremos al personal agotado, eso será otro problema. Por ahora
estamos en medio de la batalla".
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