GUATEMALA.-
Los agricultores guatemaltecos continúan el trabajo de sus cosechas en
la víspera de la crisis económica provocada por la pandemia del
coronavirus SARS-CoV-2 que hasta este viernes suma 214 casos positivos
en el país, entre los que se cuentan siete fallecidos y 21 personas
recuperadas.
En
Patzicía, en el departamento de Chimaltenango, al oeste de la capital
del país, el trabajo para la cosecha de lechugas no cesaba este viernes
para arribar por la tarde a El Salvador y así estar listas para la venta
en mercados del vecino país en la mañana del sábado.
El
poblado está a unos 68 kilómetros de distancia de Ciudad de Guatemala,
pero a escasos 15 kilómetros de Patzún, la denominada "zona cero" del
coronavirus en Guatemala por ser el municipio en donde se descubrió el
primer y supuestamente único caso comunitario a la fecha, aunque
autoridades sanitarias hace semanas dejaron de especificar procedencia
del contagio y ubicación geográfica de cada paciente.
Jorge,
un agricultor de 32 años que cargaba lechugas para meterlas dentro de
uno de los camiones que viajará a El Salvador, le aseguró que "el trabajo sigue normal" para ellos.
Una
situación similar se pudo constatar en un sembradío de zanahorias,
cerca de los cultivos de lechugas, donde lavaban contenedores de agua y
metían las verduras dentro de bolsas.
Con
mascarillas y, en algunos casos, con trajes especiales para evitar el
contacto de pesticidas -pero que asemejan el equipo de protección médico
para prevenir el contagio de la COVID-19, miles de agricultores siguen
su labor con dificultades palpables en la exportación o en el
desplazamiento dentro de Guatemala.
Los
horarios de trabajo también han cambiado para los agricultores ya que
desde el pasado 22 de marzo se instauró un toque de queda vespertino,
entre cuatro de la tarde y 4 de la mañana, por lo que deben retrasar la
jornada que iniciaba antes de esta medida decretada por el presidente,
Alejandro Giammattei.
La
Cámara del Agro (Camagro) de Guatemala reconoció a principios de abril
el incremento de costos y en la demanda de los productos, lo cual "es
preocupante", como señaló la entidad en un comunicado de prensa.
La
Camagro identificó baja en ventas por el "cierre casi total de
restaurantes y hoteles", aunque algunos optaron por continuar con baja
demanda en modalidad 'para llevar'; así como la dificultad de horarios
en mercados -que deben cerrar al mediodía- o los cambios y problemas
logísticos en cadenas de exportación a Estados Unidos -el principal
cliente comercial- o Europa.
Incluso
la agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) alertó
este viernes que la pandemia de coronavirus hará que aparezcan nuevas
bolsas de hambre en ciertas partes del planeta y al mismo tiempo
empujará a los agricultores a una nueva crisis por la caída previsible
de la demanda.
Pese
a este panorama incierto, la Camagro aseguró que el sector "continúa
operando con toda su capacidad para poder producir los alimentos y los
insumos para los productos de salud que garanticen el abastecimiento".
Por
su parte, el exdecano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de
San Carlos (pública autónoma), Mario Godínez le explicó que uno de
los tres niveles del agro será el más golpeado: el de "subsistencia e
infrasubsistencia", pues "está en la informalidad" y no solo "no
califica para las ayudas gubernamentales, al no estar inscrito en bases
de datos oficiales, sino que no existe para el sector económico".
Este
sector de agricultores y campesinos "sí existe para votar cuando hay
elecciones", señala el exdecano, pero "lamentablemente tiene pocas
posibilidades de levantarse de inmediato. Son unas 300.000 familias
rurales que carecen de alguna política que les beneficie en medio de
esta tragedia".
En
cambio, Godínez sostiene que los dos sectores que podrán verse menos
afectados e incluso salir "bien parados", son el sector exportador y el
"excedentario" -que vende en el comercio regional y a lo interno,
principalmente granos básicos y hortalizas-.
Los
exportadores "son empresas que tienen capacidad de aguante mucho mayor
que las pequeñas, pues encima provienen de las 20 familias más poderosas
del país, productoras de caña banano, palma, con inversión en
vegetales. Tienen ese respaldo del poder y han salido beneficiadas con
la deuda que adquirió el Gobierno", menciona.
El
grupo intermedio ha resentido ese incremento de costos, entre los que
se incluye el equipo adecuado de sanidad y "buenas prácticas agrícolas,
que no se tenía a nivel nacional y ahora deben usar mascarillas y otros
requerimientos, además de que bajó el volumen de mercado".
La crisis entrante por el virus, que podría llegar a generar un
crecimiento económico negativo en el país centroamericano en 2020 pese a
que el Gobierno insiste en que mantendrá un margen "positivo", aún no
pega de lleno en los productores y agricultores, pero como señala el
exdecano, está a la vuelta de la esquina.
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