BRUSELAS.- Al sector industrial de la zona euro le espera un 2020 lleno de desafíos, dada la profunda caída que sufrió la producción industrial en diciembre, el mayor desplome en cuatro años, de acuerdo con los datos desvelados por Eurostat.
Los analistas esperaban ver una contracción del 2%, pero el
hundimiento ha sido un poco más intenso, del 2,1%. El dato es todavía
más preocupante si se suma al 1,2% que aumentó el PIB de la zona euro en 2019 y que supone el menor ritmo de expansión desde 2013.
De este modo, la industria de la zona euro entra en cuidados
intensivos, y las cosas podrían ir a peor, pues la economía apenas ha
crecido en el cuarto trimestre y las proyecciones han empeorado debido
al impacto del coronavirus, que será previsiblemente de corta duración pero causará el mayor impacto en la economía global desde 2009..
Es cierto que se han mitigado algunos riesgos, como la firma del acuerdo de fase uno entre China y Estados Unidos por la guerra comercial.
Además, el Reino Unido
ha salido de la Unión Europea sin provocar un cataclismo, y aunque los
riesgos a corto plazo han quedado mitigados, aún queda mucho por
negociar en la futura relación entre Londres y Bruselas, por lo que no
se pueden descartar nuevos sobresaltos para el sector industrial.
La desaceleración ha sido generalizada en toda la región, con una
producción industrial (excluyendo la construcción) mostrando caídas del
2.5% en Alemania, el 2.8% en Francia, el 2.7% en Italia, el 1.9% en España, el 1.6% en Holanda y el 6.2% en Irlanda.
Y este es el gran problema, la lectura más preocupante, que las
principales economías de la zona euro han registrado un comportamiento
más débil de lo esperado, lo que refleja “una recesión de base amplia en
la región”, según explican los analistas de Bloomberg Intelligence.
De hecho, el 1,2% de crecimiento del PIB en 2019 es una estimación preliminar de Eurostat, pero a raíz de estos datos, los mismos expertos esperan que la oficina de estadísticas europea revise las cifras a la baja.
Por supuesto, las cifras meten toda la presión del mundo a la presidenta del BCE, Christine Lagarde, quien hace unos días aseguró ver signos estabilización en la economía de la eurozona.
La próxima reunión de política monetaria no será hasta dentro de
cuatro semanas, pero en el mercado se empieza a especular con que el
consejo de gobierno del emisor europeo pueda considerar al menos
flexibilizar su política monetaria para apoyar el crecimiento.
Lagarde
ha dejado caer que no tiene mucha artillería en la recámara, pero el mercado no se lo cree.
Aún incluso antes del brote de coronavirus se esperaba que la zona
euro creciera tan solo el 1,1% este año. Así que a luz de los nuevos y
preocupantes datos que arroja la producción industrial, Lagarde tendrá
que mover ficha para lidiar con esta patata caliente que amenaza con
descarrilar la recuperación.
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