CHICAGO.- La deuda de los estudiantes en Estados Unidos ha vuelto a alcanzar un máximo histórico: 1,7 billones de dólares (1,54 billones de euros).
Student Debt Crisis es una organización creada en 2010 que aglutina a
estudiantes endeudados para reclamar al Gobierno políticas para poner
fin a una deuda que no deja de crecer cada año.
Según un estudio de la agencia Moody’s, la deuda estudiantil fue el tipo de deuda doméstica de más rápido crecimiento en Estados Unidos en la última década y ya es la segunda categoría de deuda doméstica más grande después de las hipotecas.
En Estados Unidos,
según Student Debt Crisis, unos 45 millones de personas tienen contraída
una deuda de este tipo. Un informe de la Reserva Federal norteamericana
de mayo de 2019 aseguraba que el 20 por ciento de los estudiantes
endeudados (nueve millones de personas) "va por detrás en sus pagos para
lograr pagar su préstamo". Student Debt Crisis asegura que hasta el 70
por ciento de los estudiantes tienen problemas serios para afrontar pagar su deuda.
La cifra de 1,7 billones podría incluso ser más elevada. "Calculamos que el 80 por ciento de los préstamos se contraen con el gobierno federal,
sin embargo, el otro 20 por ciento se realiza con entidades privadas y
ahí la información es mucho menos transparente, aunque se pueden hacer
estudios y estimaciones", asegura el portavoz de Student Debt Crisis,
Cody Hounanian.
Según la Reserva
Federal, "el 54 por ciento de los jóvenes adultos que fueron a la
universidad adquirieron algún tipo de deuda para pagar su educación".
La ecuación está
clara: en un país donde no hay Estado del bienestar y servicios como la
sanidad y las pensiones son privados, tener un buen salario es más que
fundamental para afrontar la vida con esas coberturas y seguridades,
la vía principal para tenerlo es tener un buen empleo, para ello es
casi indispensable disponer de una buena titulación, es decir, tener una
educación universitaria.
Pero la universidad en Estados Unidos hay que pagarla,
sea pública o privada: sólo la matrícula por año es, en el primer caso,
de unos 25.000 dólares (22.500 euros) y en el segundo, 35.000 dólares
(31.700 euros). A eso hay que sumarle el coste de la vida si el
estudiante vive en una ciudad diferente de la suya. Haciendo un cálculo
rápido, si uno estudia cuatro años de licenciatura y un máster de dos
años puede acabar fácilmente con una deuda millonaria.
"Es muy frecuente
que un estudiante de licenciatura que requiere de un préstamo para
cursar sus estudios acabe acumulando unos 350.000 dólares de deuda
(317.000 euros)", explica Hounanian.
"Muchos, de hecho, acaban recurriendo a préstamos privados porque los fondos federales ya no les permiten más dinero. Esto hace que se endeuden con bancos y que éstos les pongan un interés muy alto, de hasta el 5 y el 6 por ciento", añade.
"Esto implica que
tendrán que pagar casi de por vida unos 300 o 400 dólares mensuales o
incluso más. Cuando se paga menos, como los intereses son altos, los
estudiantes no logran reducir el montante de capital prestado, sólo
logran rebajar los intereses que se han ido acumulando. Esto genera un
efecto domino peligrosísimo en la sociedad puesto que al final afecta al
seguro médico que tengas, a la hipoteca o el alquiler, a la educación
de tus hijos que tampoco podrás pagarla adecuadamente. Es un drama", lamenta Hounanian.
Un informe de la
agencia de calificación Moody’s publicado a mediados de enero da la
cifra total de deuda estudiantil de 1,6 billones de dólares y alerta,
además, de que ésta seguirá aumentando "en los próximos años [debido a]
la combinación de los lentos reembolsos y los nuevos préstamos que se
generen", según un extracto del documento recogido por la CNN.
Las consecuencias
de una educación tan cara y una deuda tan elevada ya se están dejando
notar. Según el informe de Moody’s, "en los últimos años, el número de estudiantes matriculados en educación superior ha disminuido".
Según Moody’s, además, "las perspectivas de trabajo para muchos graduados de universidades privadas no son muy buenas, lo que hace difícil obtener los ingresos necesarios
para pagar los préstamos. Algunas deudas acaban siendo tan altas que
los estudiantes tienen que acabar abandonando sus estudios antes de
completarlo sin el título en cuestión".
Por supuesto, en
los últimos años este asunto ha adquirido cada vez más relevancia
social, mediática y, por lo tanto, política. De hecho, ha entrado de
lleno en la campaña de las primarias del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre de este año.
El único de los
candidatos demócratas que promete en su programa eliminar la deuda de un
plumazo es Bernie Sanders. El senador de Vermont ha asegurado que acabará con la deuda que los estudiantes tengan contraídas con fondos estatales públicos y que repondrá esa cantidad con impuestos.
La única propuesta
que se le parece del resto de los candidatos demócratas en las
primarias del partido es la realizada en su programa por Elisabeth
Warren. La senadora promete una cancelación total o parcial, según unas cotas de deuda en relación con los ingresos familiares de los afectados.
Con todo, estas
medidas llegarán tarde para quienes al final acaban no pudiendo pagar y
declarando el impago, cosa que hace, según la organización Debt
Collective Community, el 10 por ciento de quienes tienen un préstamo universitario: es la tasa de impago más alta por cualquier causa en Estados Unidos. Un tercio de los impagos totales del país.
Según esta organización, el Estado de Virginia es uno de los que está en peor situación en este aspecto.
Virginia cuenta
con un millón de personas con algún tipo de deuda por estudios. Dichas
deudas suman un total de 38.000 millones de dólares, es decir: 34.500
millones de euros.
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