CALAIS.- Sábado, 08:50. El tren de
alta velocidad entre París y Londres sale por el lado británico del
túnel bajo el Canal de la Mancha, abandonando por primera vez el
territorio de la Unión Europea. Es un momento simbólico, pero aún sin
consecuencias para unos pasajeros resignados.
Pocas horas antes,
en París, los controles de seguridad e identidad habían transcurrido sin
problemas. Es el primer tren París-Londres tras concretarse la salida
del Reino Unido de la Unión Europea.
"Me preocupaba que hubiese largas colas para el control de
pasaportes, así que vine varias horas antes, pero al final fue todo muy
tranquilo", dijo Tamara Jacobsen, que vive en la capital
francesa.
"Para nosotros, no creo que vaya a cambiar mucho, pero a
los británicos creo que les va a perjudicar económicamente", aseguró
esta rumana casada con un danés mientras esperaba su tren.
Unos cuantos asientos más lejos, Alex Adotevi, un hombre de negocios alemán con una impecable camisa blanca, está más molesto.
"He
pasado mucho tiempo en los últimos años enfadado. Todo esto va en
contra de la historia. Además, en un momento en que se nos dice que
tengamos cuidado con el medio ambiente, este Brexit va a empujar al
Reino Unido a comerciar con países de todo el mundo en lugar de con sus
vecinos", se queja Adotevi, que tiene dos niños británicos.
"Si
quiero volver a instalarme en Inglaterra con mi familia, será una carga
administrativa, tendré que solicitar un permiso de trabajo", teme.
Este primer Eurostar
emprende viaje hacia el norte. No va lleno y en un sábado por la mañana,
el vagón bar está casi desierto. "Es el efecto Brexit", bromea Bruno,
el camarero, recordando que por el momento nada cambia realmente durante
el final de periodo de transición, previsto hasta finales de diciembre.
Hasta por lo menos el final del año, las tarjetas de
identidad de la UE seguirán siendo válidas para viajar a través del
Canal de la Mancha. La libre circulación de personas se sigue aplicando
durante la transición, que tiene por objeto evitar una ruptura brusca.
Después,
el Reino Unido y los europeos deberán ponerse de acuerdo sobre las
formalidades necesarias en las difíciles negociaciones que se avecinan
sobre su futura relación.
De momento, nada preocupa a los turistas franceses que se preparan para pasar el fin de semana en Londres, visiblemente serenos.
"Mientras
podamos seguir viajando fácilmente, el Brexit no nos importa mucho",
dice Melodie, en la veintena, que viaja a Londres con su familia.
"Nos
han dicho que nada cambiaba. Aun así hemos hecho pasaportes para toda
la familia, por si acaso", añade precavido Olivier, que viaja con sus
dos hijos pequeños.
El Eurostar, que realiza 15 conexiones diarias entre Londres y Europa continental, sigue funcionando normalmente.
"Nuestro
ADN es transportar personas entre Gran Bretaña y el continente, por lo
que estamos un poco tristes, pero operacionalmente nos hemos asegurado
de que todo se desarrolle lo mejor posible", dice el director
de operaciones de Eurostar, Philippe Mouly.
"Nada ha cambiado
respecto a ayer. Los trenes funcionan como ayer, los sistemas de
inmigración son los mismos y también las reglas sobre los billetes",
agrega.
Sin embargo, los primeros viajes posbrexit comenzaron con importantes retrasos causados por problemas técnicos.
Aunque algunos verán esto como un símbolo, no tiene nada que ver con la salida de la UE.
"Como
turistas, no nos afecta especialmente", confirma Jean-Yves Foret,
director de proyectos de 30 años que viaja a Londres e incluso ve
algunas oportunidades en el Brexit.
"Si caen los precios del sector inmobiliario, podría ser interesante invertir en el Reino Unido", cree.
Al
llegar a Sant Pancras, la estación internacional de Londres, con más de
una hora y media de retraso, unos pocos rayos de sol saludan a los
viajeros. Y todo el mundo puede, según lo planeado, salir de la terminal
sin ningún control particular.
"Tendremos que ver cómo va tras el
31 de diciembre. ¿Habrá líneas especiales de control de pasaportes para
los residentes británicos?", se pregunta Cyril, un ingeniero de
construcción que vive en Londres y planea quedarse allí.
Como él, los expatriados ya establecidos en el Reino Unido podrán conservar sus derechos de vivir y trabajar aquí.
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