LIMA.-
China no pugna con EE.UU. por los mercados ni por su influencia en
América Latina y su presencia en la zona, "más antigua" incluso que la
del país norteamericano, es para cooperar en su desarrollo, aportar
beneficios a su progreso social y establecer relaciones con base en el
"respeto mutuo, la equidad y la igualdad".
Así
se expresa Liang Yu, embajador de la República Popular China en Perú,
en referencia a las crecientes críticas
del Gobierno de EE.UU a la presencia del país oriental en la zona, el
papel de sus empresas en la economía regional y la visión de Pekín de
las tensiones sociales y políticas vividas en los últimos meses.
Para
Liang, que desde EE.UU se diga que las inversiones chinas solo traen
"dependencia, deuda y corrupción" y que son "innaturales", es tan solo
fruto de "una mentalidad de guerra fría" y una ilógica "herencia de la
doctrina Monroe".
"Las relaciones entre China y América Latina tienen una data histórica
anterior y más larga que la propia historia de los EE.UU. En el siglo
XVI, en plena dinastía Ming, ya circulaban en China monedas hechas con
plata de Bolivia y Perú.
En
este siglo, China y los países de la región tenemos la misma posición
en la configuración internacional, tenemos las mismas tareas de trabajo
para mejorar el nivel de vida de la población y tenemos los mismos
conceptos en política internacional.
Nuestras
economías tienen gran complementariedad mutua. Nosotros tenemos
tecnología, financiación, y sobre todo nuestra eficiencia en la
construcción. Latinoamérica tiene abundantes recursos naturales y les
falta infraestructura y tecnología.
En
tres palabras, (las relaciones) son de igualdad, beneficio y
desarrollo, porque realmente la inversión china ha traído beneficios a
la región. Y para esta cooperación nunca se puso condiciones políticas
adicionales, se hace con base a decisiones voluntarias e igualdad".
"En diez años, nuestro presidente ha venido al menos cinco veces a la
región, hemos establecido el foro de cooperación China-Celac, hemos
ofrecido 70.000 millones de dólares de fondos para la construcción de
infraestructura y mejorar la capacidad productiva de la región".
"Nuestra política no es para reemplazar a EE.UU., es más, estamos
abiertos y, si los países dan consentimiento y EE.UU. quiere, dispuestos
a cooperar para fomentar de forma conjunta el desarrollo de la región".
"El
último acuerdo China-EE.UU. es un buen ejemplo. Al principio EE.UU. no
quería negociar con base al respeto mutuo, pero por fin tiene que
sentarse a negociar y se llegó a un acuerdo, es un buen ejemplo.
Su
aplicación es importante y una buena noticia para China, para EE.UU. y
todo el mundo, incluyendo América Latina. China es el mercado más grande
del mundo".
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