TRÍPOLI.- Los puertos del este de Libia controlados por el comandante Khalifa
Haftar, que intenta apoderarse de la capital Trípoli, están cerrando las
exportaciones de petróleo, reduciendo la producción nacional de crudo a
más de la mitad y aumentando las tensiones antes de la cumbre en
Alemania para abordar el conflicto del país.
El movimiento
drástico se produjo en un momento en que Alemania y las Naciones Unidas
buscan persuadir a Haftar y a sus partidarios extranjeros en la cumbre
de Berlín, a ser celebrada el domingo, de que detengan su campaña
militar de nueve meses para tomar Trípoli, sede del gobierno reconocido
internacionalmente.
Miembros de las tribus de las áreas
controladas por la facción del Ejército Nacional de Libia (LNA, por sus
siglas en inglés) de Haftar asaltaron el viernes el puerto de
exportación de petróleo del este de Zueitina y anunciaron el cierre de
todos los terminales bajo el control del LNA.
El portavoz del
LNA, Ahmed Mismari, dijo más tarde a los periodistas que el “pueblo
libio” había cerrado los puertos petroleros.
Se calcula que la producción de petróleo de Libia era de 1,3 millones de barriles diarios antes de los cierres.
Las tribus aliadas de Haftar acusaron anteriormente al gobierno de
Trípoli de utilizar los ingresos del petróleo para pagar a los
combatientes extranjeros, en referencia a la decisión de Turquía de
enviar soldados y combatientes de la guerra civil de Siria para ayudar
al Gobierno de Trípoli a defenderse de la campaña del LNA.
La
medida turca ha socavado los recientes logros del LNA en el frente de
Trípoli, alcanzados gracias al apoyo de mercenarios rusos y de aviones
teledirigidos de los Emiratos Árabes Unidos, poniendo la campaña en un
punto muerto.
El cierre de los puertos marca un revés para la cumbre de Berlín del
domingo, en la que se espera la participación de Haftar, que respalda un
gobierno paralelo en el este, y el primer ministro de Trípoli, Fayez
al-Serraj, así como sus anotadores extranjeros y las potencias
occidentales.
La cumbre de un día de duración es la última de una
serie de cumbres y negociaciones fallidas para estabilizar a Libia, que
se encuentra en el caos desde el derrocamiento de Muammar Gaddafi en
2011.
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